18 de agosto de 2009     Número 23

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada


FOTO: Lorena Paz Paredes

Miguel Meza Castillo

La crisis actual del sistema financiero mundial –cuya causa principal es la desregulación de los mercados financieros y de dinero promovida por los organismos multilaterales y el capital transnacional– ha propiciado el estancamiento de la economía mexicana y ha agudizado todavía más la contracción del crédito para actividades productivas, particularmente las rurales.

Ante un panorama en que ni el Estado ni el mercado son capaces de garantizar el financiamiento al sector rural, los pequeños productores, específicamente los campesinos de escasos recursos, han buscado alternativas de acreditamiento basadas en la economía solidaria. Una es la vinculación del ahorro con el crédito bajo la modalidad de préstamo para apoyo de la economía familiar, también conocido como crédito de libre disponibilidad, ya que los beneficiarios lo pueden usar para diversas actividades.

La experiencia derivada de la relación entre el Fondo Campesino e Indígena de Guerrero –Focigro, entidad financiera no bancaria– y una veintena de pequeñas cajas de ahorro y préstamo integradas principalmente por mujeres de distintas comunidades de los municipios guerrerenses de Atoyac de Álvarez, Azoyú, Juchitán y San Luis Acatlán, ha demostrado que la combinación del acreditamiento externo y el autofinanciamiento basado en el ahorro puede ser una combinación virtuosa y un mecanismo eficaz para fortalecer y consolidar a las cajas, coadyuvando al desarrollo de la economía popular en regiones campesinas sin acceso al financiamiento oficial o bancario.

Desde la perspectiva de quien da el crédito, la combinación tiene virtudes porque disminuye los riesgos y reduce algunos de los problemas más serios que tiene el financiamiento en el sector rural, como son la falta de garantías físicas, la ausencia de información adecuada y los altos costos de transacción.

En primer lugar, el ahorro de las socias de las cajas es la principal garantía de pago, del tal manera que el monto del crédito está determinado en buena medida por la capacidad de ahorro, pero además la caja en su conjunto es el aval de las socias acreditadas y en esa medida es el mismo grupo de mujeres asociadas el que decide a quienes se les puede prestar, pues se conocen entre ellas y las decisiones acertadas garantizan el buen pago, y finalmente, aunque el crédito es individual y cada quien lo puede usar según sus necesidades, al mismo tiempo es grupal con lo que se reducen los costos de transacción considerablemente.


Organizaciones campesinas participaron en Guadalajara en la movilización convocada por la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País, Campaña Vamos al Grano, RMALC y organizaciones sociales y civiles de Jalisco. Las organizaciones insistieron en la renegociación del TLCAN y en otro modelo de cooperación entre los pueblos de Norteamérica. FOTO: Enrique Pérez S. / Anec

Desde el punto de vista de quien recibe el crédito, también es positivo porque, al ser asociativo, los costos para obtenerlo se reducen, pero sobre todo porque se adapta a sus necesidades y demandas, lo cual es un aspecto fundamental en el financiamiento rural. Al ser un crédito de libre disponibilidad, quien lo recibe lo puede utilizar en lo que más le convenga y adecuarlo a sus necesidades, lo cual representa una diferencia importante con aquellos financiamientos dirigidos a determinada actividad. Asimismo, este tipo de crédito responde más eficazmente a la diversidad de actividades que realizan las familias campesinas, en particular las mujeres, como parte de su estrategia de sobrevivencia o reproducción social.

En gran medida este esquema de financiamiento se sustenta en los principios de la economía solidaria y cooperativismo, pues las cajas operan con base en los propios recursos de las socias; ellas son las que definen las reglas del juego; todas tienen los mismos derechos y obligaciones y pueden participar en la administración de la sociedad y en la designación de administradoras, y el reparto de los beneficios es en proporción a las operación de ahorro y préstamo realizadas por las socias.

Las socias de las cajas de ahorro y préstamo utilizan el crédito que reciben del fondo para actividades diversas como la compra-venta de pan, abarrotes y carne de res y pollo; la elaboración y venta de tamales, pozole, yogur y gelatinas; la compra de animales de traspatio; la adquisición de insumos para las labores agropecuarias (fertilizante, herbicidas y medicina para los animales), y también para resolver problemas de salud y solventar los gastos escolares de los hijos.

Ya se sabe que, en general, las mujeres campesinas son muy buenas para ahorrar y lo hacen de diferentes formas, pero también organizadas en cajas de ahorro son muy buenas pagadoras, lo que les ha permitido tener acceso al financiamiento externo pero al mismo tiempo a los préstamos de la caja de la cual son socias, siempre y cuando cumplan con el reglamento definido por ellas mismas.

La combinación de la acreditación del Focigro y el ahorro y préstamo de las cajas ha resultado virtuosa también porque el costo del dinero que hay que pagar al fondo no tiene comparación con las tasas de interés que cobran los prestamistas particulares, pero además porque en este caso el financiamiento es un complemento del autofinanciamiento basado en el ahorro.

A decir de las mismas socias, su situación económica familiar ha mejorado un poco desde que empezaron a organizarse en torno a las cajas de ahorro y a operar crédito externo. Gracias a la organización han podido “generar ingresos para la familia”, “poner un negocito”, “trabajar por cuenta propia”, incluso para “tener dinero a tiempo para la siembra”, lo que se explica por dos razones principalmente: porque ahora son ellas las que se hacen cargo de la parcela porque el marido no está o porque son ellas las que pueden conseguir dinero como socias de las cajas y lo destinan para la adquisición de insumos.

En la comunidad El Carrizo la operación de la caja ha tenido repercusiones económicas favorables, pues el hecho que de que sean la propias mujeres las que trabajen y vendan dinamiza la vida económica y social de la comunidad y como ellas mismas dicen “ahora en la comunidad se venden cosas que antes no hallábamos en las tiendas y al quedarse el dinero en la comunidad nos beneficia a todos”.

Por otra parte, en esa misma comunidad, gracias a la organización en torno a la caja de ahorro, se han logrado otros apoyos del municipio como maquinas de coser para un grupo de mujeres, gallinas para la economía de traspatio y despensas.

Los pequeños avances no se han limitado a lo económico pues también en lo social y cultural ha habido cambios, que van desde el ámbito familiar hasta el comunitario. Los siguientes testimonios dan muestra de esto: “mis hijos y mi esposo saben que estoy ahorrando y que soy responsable de un crédito y yo me siento importante”, “ahora yo y mi esposo platicamos más y nos ponemos de acuerdo en cómo usar el crédito”, “mi vida ha cambiado porque ahora tengo mayor relación con la comunidad”.

Investigador del Instituto de Estudios para el Desarrollo Rural, Maya, AC, actualmente con la cátedra Oscar Uribe en la UAM Xochimilco