Lunes 10 de agosto de 2009, p. 39
Organizaciones campesinas lanzaron la voz de alerta ante la inminente caída en la siembra y producción de maíz del ciclo primavera-verano y exigieron al gobierno un plan emergente para los 3 millones de productores de temporal que siembran 8 millones de hectáreas.
La irregularidad en las lluvias debe ser un motor de acción inmediato para la autoridad, pues en dicho ciclo se siembran 8 millones de hectáreas y se obtiene 60 por ciento de la producción nacional que se estima llegará a 24.8 millones de toneladas, ello porque aún no se ha terminado de cosechar la producción del ciclo otoño-invierno.
Puntualizaron que 60 por ciento de las siembras del ciclo primavera-verano se realiza entre junio y julio, por lo que se prevé una disminución en los 11 estados en donde se concentra 84 por ciento de la producción nacional. Recordaron que 10 por ciento de la población rural más pobre destina 40 por ciento de su gasto a alimentos, del cual 12 por ciento es para la compra de maíz y sus derivados.
Los consejos Nacional de Organizaciones Campesinas y Nacional de Organismos Rurales y Pesqueros consideraron que la situación será más crítica que en 2005, cuando se perdieron los cultivos de maíz en 2 millones de hectáreas.
En Zacatecas se dejaron de sembrar 300 mil hectáreas y se teme la afectación en 1.4 millones más. En Guanajuato ya se perdieron las cosechas en 450 mil hectáreas y están en riesgo las siembras en 537 mil hectáreas, agregaron.
Jorge Ramos, dirigente de la liga de comunidades agrarias de la Confederación Nacional Campesina en Guanajuato, asentó que “en la mitad de las tierras de temporal de la entidad es evidente el desastre, pues tanto las siembras normales como las emergentes, ante la reducción de lluvias, ya se perdieron. Federico Ovalle Vaquera, dirigente de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, advirtió que si no se regularizan las lluvias en este mes, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación deberá declarar desastre agrícola en varias entidades. En Chiapas y Tabasco, los campesinos están alarmados, pues a partir de septiembre las siembras serán de mayor riesgo por las heladas.
El Servicio Meteorológico Nacional sostuvo que las precipitaciones en el país, hasta la fecha, son 44 por ciento inferiores que las del año pasado y están 16 por ciento por debajo de un año normal. En Tabasco, por ejemplo, en julio las lluvias fueron 63 por ciento menores a lo habitual.
La reducción de las cosechas del principal grano alimenticio para los mexicanos se suma a la destrozada producción de alimentos, agudizada a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), prueba de ello es que en los anteriores dos años de gobierno la dependencia alimentaria se ha duplicado –el gasto en la importación de alimentos es de 25 mil millones de dólares– y la dependencia del país en oleaginosas es de 95 por ciento y en arroz de más de 80 por ciento, las compras de maíz amarillo es de 74 por ciento. Esos datos y el beneficio para sólo 600 mil de los 5 millones de agricultores son datos suficientes para continuar con la exigencia de revisar el capítulo agropecuario del TLCAN, expusieron la Confederación Nacional Campesina, la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo, la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos y la Unión Nacional de Organizaciones Rurales Campesinas Autónomas.