El Diario*
Cómo se debe saludar
s difícil catalogar los nuevos modelos de saludarse en Francia. Actualmente es en verdad un saludo, un gesto nervioso, un derivado del baile del San Vito ó una contorsión epiléptica, esa manera de saludarse que consiste en sacudir el cuello de un modo grotesco.
Las bellas tradiciones del saludo han muerto como tantas cosas difuntas de los siglos pasados. Antes, el saludo era amplio, elegante, majestuoso; simbolizaba el homenaje que se depositaba á los pies de aquel ó aquella á quien se honraba con esa cortesía.
Hoy, el vapor y la electricidad han transformado todo eso. El saludo hoy, es seco, rápido, ya no se tiene tiempo de retardarse en esos movimientos pomposos y solemnes. Las damas francesas de cierta edad han tenido algún trabajo para acostumbrarse á esa nueva manera de saludar; pero han llegado ya á ser tan indulgentes que en la actualidad les parece muy natural ese saludo eléctrico.
Todavía hace pocos años fué peor, porque los hombres dieron en la moda de tocarse únicamente el sombrero sin descubrirse ante una señora. Las damas francesas protestaron contra esa grosería é hicieron muy bien, y ahora se sigue saludando descubriéndose la cabeza por completo frente á una señora ó señorita.
En cuanto á las mujeres, se saludan entre sí de mil maneras diferentes.
Quieren renovar las reverencias, este arte complexo que señalaban las grandes maestras de la cortesía, las damas de honor de las reinas. Por eso parece ridículo cuando no se trata de una alta dama.
Un hombre bien educado se descubre siempre en la calle cuando habla con una señora ó señorita y permanece descubierto hasta que ella le dice que se cubra. Si va fumando, quita el cigarro ó el tabaco de la boca y al descubrirse se inclina ante la mujer á quien saluda.
Parece inútil decir que es muy trivial sonreírse ó guiñar los ojos, y que todo hombre bien educado debe abstenerse de hacerlo, cuando salude a una dama. El saludo implica el respeto que el hombre correcto debe en todas las circunstancias de la vida á la mujer, quien quiera que esta sea.
CAL
*Se publicó de 1906 a 1917