La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) aceptó las disculpas ofrecidas por la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal debido a la irrupción de elementos policiacos en el templo del Perpetuo Socorro en Apatzingán, durante una misa para detener a Miguel Ángel Beraza, presunto integrante del cártel La Familia. No obstante, este tipo de acciones deben hacerse con precisión milimétrica para no violentar la fe de la gente, señaló el secretario ejecutivo de relaciones públicas e institucionales de la CEM, Manuel Corral.

Aparte, Leopoldo González, secretario general de la CEM, expuso que ningún templo católico es ni será lugar donde se pueda ocultar, bajo ningún pretexto, cualquier tipo de delincuencia.

Apuntó también que la Iglesia y sus obispos jamás contribuirán a la obstrucción de la justicia, como lo han querido señalar algunas voces por desconocimiento o mala fe; por el contrario, su posición es la de colaborar con las autoridades para que restablezcan el orden y el estado de derecho, donde han sido alterados por el crimen organizado y, en particular, por el narcotráfico.

Por su parte, la arquidiócesis de México insistió en que la SSP federal cometió un grave error al irrumpir durante la santa misa, pero calificó las disculpas como un oportuno gesto. No por ello dejó de considerar la acción como un sacrilegio de suma gravedad.

En entrevista, Corral agradeció las disculpas y resaltó la disposición de la Iglesia para apoyar la lucha contra el narcotráfico. También resaltó que los sacerdotes que se encuentran en territorios dominados por grupos delictivos han tenido que desarrollar una espiritualidad en la resistencia, pero tampoco se van a aventar bravatas a la hora de los sermones, son admirables, sopesan y analizan lo que dicen a la gente.

González expuso en un comunicado que la CEM hace un reconocimiento a la citada dependencia por ofrecer sus disculpas y agregó que refrendamos nuestro compromiso de colaborar con los poderes de la Unión y, en particular, con las fuerzas del orden público en su lucha por erradicar la criminalidad.

La arquidiócesis de México subrayó que “el combate al crimen organizado –que debe realizarse sin cuartel– tiene, sin embargo, límites, y uno es el respeto a las garantías individuales de las personas, entre ellas la fe que profesan”. En tal sentido expuso que “irrumpir en medio de una celebración eucarística no es lo mismo que realizar un operativo en un restaurante o en una discoteca, porque la santa misa es el acontecimiento de fe más sagrado para los católicos e interrumpirlo violentamente no sólo es una falta de respeto para los fieles, sino también un sacrilegio de suma gravedad”. Criticó a quienes han aplaudido el operativo dentro del templo.