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Presentaron el catálogo de la muestra antológica del artista que se exhibió en Bellas Artes

Documentan cómo percibe Aceves Navarro la fuerza del color

El volumen recorre dibujos, tintas, pasteles y óleos creados a partir de 1963, dijo académica

El pintor encuentra en cada obra un espejo en el que se reconoce, escribió Luis Rius Caso

Foto
Desfile de modelos frutales, 2005, acrílico de Aceves Navarro en imagen tomada del catálogo de la muestra antológicaFoto Ernesto Rodríguez Alarcón
 
Periódico La Jornada
Sábado 1º de agosto de 2009, p. 3

La muestra antológica Gilberto Aceves Navarro, que se exhibió en el Museo del Palacio de Bellas Artes, entre diciembre de 2008 y marzo de 2009, estuvo integrada por cerca de 500 obras, buena parte de las cuales se reproducen en el catálogo del mismo nombre que fue presentado hace unos días.

Coeditado por el Instituto Nacional de Bellas Artes-Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-Espejo de Obsidiana, el volumen de 300 páginas contiene textos de Luis Rius Caso, Luis Ignacio Sainz y Miguel Ángel Echegaray, así como comentarios de críticos de arte como Raquel Tibol, Jorge Alberto Manrique, Juan Acha y Teresa del Conde.

En la presentación del volumen que recorre dibujos, tintas, pasteles y óleos a partir de 1963, Louise Noelle, secretaria académica de la Academia de Artes, a la que Aceves Navarro ingresó el 26 de septiembre de 2001, dijo que permite “una aproximación al trabajo tenaz y constante del pintor, un acercamiento a su dominio de las diversas técnicas en variados formatos, una percepción de la fuerza del color que no desmerece ante el solo uso de la tinta.

Un arte eminentemente figurativo con personajes rotundos provenientes del pasado o de su presente inmediatamente futuro; figuras de colores inexistentes y a la vez de tonos audaces y sorpresivos, con el dibujo siempre subyacente y presente.

Visión de arte y polarización

En el texto Utopía a la vista, Rius Caso reflexiona a partir del montaje de la exposición, ya que fue curador junto con Alejandra Cortés, al lado del propio Aceves.

Recuerda cómo “las autorrepresentaciones del artista, dotado de una notable personalidad, reciben al público y a él mismo en su homenaje, recordando además que encarnan una de las más interesantes reflexiones en torno al yo que se han realizado en la producción artística de las últimas décadas.

“Estrechamente ligado a los modelos, a las formas, a los temas que trata en pinturas y dibujos, Aceves encuentra en cada obra un espejo en el que se reconoce, o bien, se sorprende y hasta llega a desconocerse en la materia y en la energía que plasmara su ser durante el acto creativo, trascendiendo visiones codificadas de sí mismo.

Fragmentada, diluida, absorta en su misterio o regida por un yo definitivo, la identidad que el artista fija en su obra responde siempre a la alta misión que le atribuye al arte, y en su caso se fundamenta además en un profundo y continuo proceso de autoconocimiento.

Rius Caso anota que la visión de arte de Aceves Navarro se afirmó en un panorama sumamente polarizado por los artistas que seguían los principios de la Escuela Mexicana de Pintura y, en otro extremo, por los jóvenes de la llamada Ruptura. Con ambas corrientes su propuesta mantuvo “puntos de contacto, pero también –y sobre todo– distancias de concepto. Como pocas, su visión del arte requería menos de lo contextual que de un carácter introspectivo, inmanente, propicio para fijar un campo de expansión ajeno a definiciones y a determinaciones de época”.

En Las glosas nostálgicas de Gilberto Aceves Navarro, Sainz asegura que el artista se mantiene alerta frente a sus propias debilidades, desconfía de sí mismo y por ello frecuenta a los clásicos con la intención de medirse, poniendo en duda sus aciertos y buscando originales aproximaciones a la solución de sus necesidades compositivas.

Echegaray, a su vez, indica: no es reciente la afirmación de que en buena parte de la obra de Aceves Navarro es reconocible un tema primordial: el propio arte y su devenir.