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Presentaron libro conmemorativo dedicado al duranguense regio o regio duranguense

Rinden homenaje a Guillermo Ceniceros por sus 70 años

Amo a la pintura tanto como a la vida, manifestó el muralista en el Palacio de Bellas Artes

Muchas generaciones de artistas han abrevado en su creatividad, dijo González Parás

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Metáfora de sueños, óleo sobre tela de Guillermo Ceniceros, en imagen tomada del libro conmemorativo por sus 70 añosFoto Margitta Schöler
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Guillermo Ceniceros, flanqueado por Ismael Hernández Deras y José Natividad González Parás, gobernadores de Durango y Nuevo León, respectivamente, durante el homenaje que recibió en el Palacio de Bellas ArtesFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Viernes 24 de julio de 2009, p. 3

Aparte de mi pintura, me preocupa conocer la de otros, pues todavía hay mucho que uno debe estudiar, como los códices prehispánicos, el arte del pasado y el actual”, expresó el artista Guillermo Ceniceros (El Salto, Pueblo Nuevo, Durango) en la presentación, el miércoles, de un libro conmemorativo por sus 70 años.

Guillermo Ceniceros: setenta años (La Cabra Ediciones), es un esfuerzo conjunto de los gobiernos de Durango y Nuevo León.

“Amo a la pintura tanto como a la vida –reconoció el homena-jeado–. Amo a la mujer por lo que es y por lo que representa. Amo a Esther (González, su esposa y también artista) por ser como es. Adoro el arte prehispánico que conocí cuando trabajé en el Museo (Nacional) de Antropología, también el de América, desde Canadá hasta la Patagonia, que traté de plasmar en el mural de la estación Copilco del Metro.

Son los pueblos de nuestra América que han sabido traducir muchos de los aspectos que, mediante su magia, han logrado transformar en un lenguaje.

Ceniceros también habló de su gusto por el arte tradicional chino, el bizantino y el rupestre, en particular el mexicano, muy desconocido, hecho en la península de Baja California, en la sierra de Guadalupe.

El acto efectuado en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes fue encabezado por los gobernadores de Durango y Nuevo León, Ismael Hernández Deras y José Natividad González Parás, respectivamente, quienes reivindicaron como suyo al artista nacido en Durango, pero egresado en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Nuevo León, y con una vasta obra en esta última entidad. También asistió Teresa Vicencio, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes.

José Ángel Leyva, poeta, editor del libro y moderador de la mesa, resolvió el problema de manera imparcial al bautizar a Ceniceros como un duranguense regio o un regio duranguense.

Los gobiernos, aseguró Hernández Deras, tenemos el deber y la obligación de estimular la cultura, porque se trata de una actividad que forja naciones, valores, y que propicia actitudes constructivas en su población.

González Parás reiteró que en Nuevo León, Ceniceros abrió espacios de afecto, amistad y enseñanza de muchas generaciones de artistas jóvenes que han abrevado de su arte y creatividad.

Inventor de un lenguaje

Después de escuchar una selección de valses del compositor duranguense Ricardo Castro, interpretados por el pianista Armando Merino, se inició la mesa de análisis de la obra de Guillermo Ceniceros.

El ensayista, crítico literario y también duranguense, Evodio Escalante, se centró en el libro conmemorativo, que incluye tex-tos de los dos gobernadores, así como de Elvira Lozano de Todd, directora de la Pinacoteca de Nuevo León; María del Carmen Torres Meléndez, directora del Museo de Arte Contemporáneo Guillermo Ceniceros, en Durango; la crítica de arte Graciela Kartofel; el comunicador y promotor cultural Jorge Herrera Delgado, y José Ángel Leyva, de quien también se publican varios poemas dedicados a la pintura del homenajeado.

Varias veces se mencionó que Ceniceros había sido discípulo de David Alfaro Siqueiros en Cuernavaca. El escultor Sebastián, nacido en Ciudad Camargo, Chihuahua, estado donde nació Siqueiros, habló del celo profundo que tenía como artista que se iniciaba cuando veía la obra de su amigo y colega Ceniceros, y decía: claro, es discípulo de Siqueiros.

Pero, luego vi la grandeza de Ceniceros de haber tenido la capacidad de beber, de aprender de uno de los grandes de la pintura mexicana, y, no como dicen, de haber superado al maestro, porque nunca se supera al maestro. En esto del arte se inventa un lenguaje completamente diferente, y Ceniceros lo ha inventado.

El escritor y político duranguense Miguel González Avelar trajo a colación las siete décadas del artista, una edad juvenil tratándose de pintores. También se refirió a la fascinación manifiesta que tiene el artista por los palíndromos o palindromas. No sé si esto sea una característica de los duranguenses, especuló.

“Un número notable de las obras de Guillermo están concebidas como palindromas, en la medida que pueden apreciarse lo mismo de izquierda a derecha o de derecha a izquierda. Inclusive, tiene un acrílico, Casi palindrómico”.

Para el periodista Rafael Cardona, Ceniceros es un pintor “al cual se ha hecho poca justicia y cuya obra original, propia, profunda y técnicamente impecable, merecería más atención de críticos especializados, cuyo embeleso tiene mucho de ideológico o de convenenciero y mafioso, y muy poco de justiciero.