Opinión
Ver día anteriorLunes 20 de julio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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TOROS
El valor simbólico del toreo
A

falta de la temporada de novilladas que significa la muerte lenta del toreo en México, me recreaba en la mirada penetrante de ir y venir del eterno modelo femenino que acaricia el bloque en el que se inscriben las infinitas posibilidades de las representaciones perdidas, en la lejana curva de los valles y el resplandor de un cielo muy puro, enlazadas al mundo mágico de los toros y los toreros de Picasso, el genial pintor.

Ese mundo mágico –que George Bataille, el filósofo de lo erótico, en el libro Toros y toreros, y Jean Cocteau, en el recién traducido al español La corrida del primero de mayo– reivindican la sexualidad y su liga con la muerte enlazados en la espléndida pintura de Picasso que le confiere a las corridas de toros, un valor simbólico, que va más allá del espectáculo en la plaza.

Toda la gama de los lances toreros, como gustaba pintarlos Picasso, le daban ese tono señorial a sus dibujos. Cuadros que reflejaban la luz de las estrellas, la de sus mágicos pinceles, con las que sigue llenando de luz la vida española y la de aquellos que la contemplan en el mundo.

Picasso, el de los ricos requiebros y frescos audaces con máscaras, mujeres y pájaros. El de los toros alados contemplados por niños. Los amores a la luz de la Luna. Los minotauros ciegos guiados por niñas sexualizadas en las noches. Las mujeres torero desnudas. Retratos vivos de raros motivos, sarcásticos y mordaces que hablan de su potente imaginación que funden lo trágico y lo sexual, la muerte y la belleza en fraternal parentesco.