Mi participación en ese secuestro consiste, como en todos los demás, fue de cuidarlo.

Llegan en la mañana en una camioneta. Abro el zaguán, entran y se baja El Flaco a ver, y los mete al cuarto.

Posteriormente, a los dos o tres días –no recuerdo muy bien–, me hablan en la tarde y me dicen que van a ir porque les van a mandar un paquete.

Llega El Flaco con unos cuates. Cuando llegan me dicen que les ayude, que van a matar al escolta y al chofer.

Los cuates y El Flaco agarran al chofer y yo agarro al escolta con un cable. Pasa el tiempo, pasan los días, a mí me preparan, me hablan para que me prepare para cuando... –estamos hablando de que eso fueron tres semanas después de eso–. Y solamente me dicen que valió madres, que no pagaron el dinero y me dicen que va a ir El Flaco a verme.

Llega El Flaco a la casa y me dice que le ayude y lo echamos en la cajuela y se va él a dejarlo sin yo saber en dónde lo deja, en qué lugar, y me quedo yo porque tenía que recoger y limpiar todo lo que se había quedado ahí.

Posteriormente, en el periódico me doy cuenta que esta persona queda viva y que les dice de tal manera a la policía, o no sé a quien, cómo había sido cuando lo levantan.

Al paso de los días, de los meses, en la televisión empieza a aparece que ya habían detenido a la organización criminal de La Flor y me presentan en la tele a ciertas personas, las cuales no tienen nada que ver ni tuvieron que ver en ese secuestro.

Posteriormente, veo a una mujer que está detenida, la tienen detenida, pero me doy cuenta que no es la persona que participa con los demás en el levantón, porque yo a esa persona la veo en dos ocasiones antes de que se hiciera esto.

Las características físicas no coinciden con la personas que yo veo o que yo vi en las ocasiones pasadas.

Noé Soto García, miembro de la banda de Los Petriciolet. (Transcripción del video editado que entregó la SSP federal)