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Economist Intelligence Unit

Mano de obra extranjera

Migrantes, non gratos
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Detención y deportación de un inimgrante indocumentado en Arizona, Estados UnidosFoto Reuters
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Periódico La Jornada
Martes 14 de julio de 2009, p. 26

En los años de auge, los inmigrantes recolectaban naranjas en California, trabajaban en obras en construcción de España e Irlanda, diseñaban software en Silicon Valley y laboraban en las fábricas del mundo rico. Muchos, pese a la crisis, continuarán haciéndolo. Pero conforme crece el desempleo en la mayoría de los países ricos, la actitud hacia los inmigrantes se endurece.

Los ataques contra rumanos en Irlanda del Norte y contra estudiantes indios en Australia son las manifestaciones más visibles y alarmantes de una creciente xenofobia. En respuesta, muchos gobiernos endurecen sus políticas de migración, de acuerdo con un informe reciente de la OCDE. Los gobiernos reducen las cuotas de trabajadores extranjeros e imponen requisitos de entrada más rigurosos. Algunos incluso pagan a los inmigrantes para que regresen a casa.

Varios países han reducido el número de personas que pueden entrar mediante programas oficiales. En 2008, España permitió la entrada a 15 mil 731 empleados extranjeros dentro de un programa contingente, pero este año redujo en forma radical su cuota, a apenas 901 personas. El gobierno italiano ha anunciado que no admitirá trabajadores no estacionales en 2009, aunque en 2008 admitió de manera oficial a 70 mil. El año pasado Corea del Sur acogió a 72 mil migrantes, según su esquema de permiso del empleo, pero este año el límite se fijó en 17 mil. Y Australia, que había dicho que este año podrían entrar 133 mil 500 inmigrantes calificados, redujo el límite a 108 mil 100.

Muchos países ricos mantienen listas de empleos para los cuales hay escasez de trabajadores nacionales, y otorgan trato preferente a los extranjeros calificados. Varios países han contraído de manera drástica el ámbito de las listas. En España, por ejemplo, la lista publicada en octubre de 2008 redujo en una tercera parte las profesiones enumeradas en la versión anterior.

Algunos países han dificultado que los patrones contraten extranjeros, poniéndoles más obstáculos que antes. En Gran Bretaña, por ejemplo, quienes desean emplear cierta clase de extranjeros calificados enfrentan reglas más rígidas sobre dónde colocar los avisos de trabajo. En EU, la Ley de Empleo para Trabajadores Estadunidenses, vinculada a un estímulo fiscal, impone condiciones más estrictas que antes para cualquier compañía beneficiada por el rescate urgente del gobierno y que quiera contratar extranjeros calificados dentro del programa de visa H-1B. En consecuencia, algunos bancos estadunidenses y otras firmas de servicios financieros han retirado ofertas de trabajo a graduados de origen extranjero de universidades de EU y de programas de posgrado. Quienes tienen documentos para trabajar encuentran cada vez más difícil renovar sus permisos.

Algunos países realizan creativos intentos para reducir no sólo los nuevos flujos migratorios, sino también el número actual de inmigrantes, alentando a las personas a regresar a casa. En noviembre del año pasado, algunos de quienes llegaron a España desde países fuera de la UE, por ejemplo, fueron seleccionados para obtener un porcentaje de sus prestaciones españolas si volvían a casa y prometían no regresar en tres años. El gobierno checo ofrece boletos de avión y 500 euros (704 dólares) a trabajadores despedidos. A finales de marzo habían aceptado cerca de mil 100, en especial trabajadores por obra determinada provenientes de Mongolia.

Ya que es durante las crisis cuando más trabajadores locales se quedan sin empleo, restringir la inmigración podría parecer sensato. No es de sorprender que España, donde el desempleo es de 18%, esté buscando la forma de reducir los flujos migratorios. Pero el análisis de la OCDE señala otros problemas. Las lecciones de los años 70, cuando la recesión que siguió a la crisis de precios de petróleo provocó que Alemania, Francia, y Bélgica tomaran drásticas medidas contra la inmigración, sugieren que las reglas antimigratorias podrían persistir incluso cuando ya no son necesarias.

En general, es mucho más fácil estrechar los controles que aflojarlos cuando la economía comienza a crecer de nuevo. Hay también una verdadera escasez de trabajadores en algunas profesiones, como medicina e ingeniería, para los cuales los trabajadores locales no pueden volver a capacitarse fácil y rápidamente. Tomar medidas drásticas contra los flujos de inmigrantes podría empeorar esa escasez.

Además, ciertas medidas para restringir la inmigración oficial, como dificultar que quienes posean permisos para trabajar de manera temporal los renueven para quedarse, podrían impulsar que las personas permanezcan de manera ilegal. Pagarle a alguien para que regrese a casa por tres años, por ejemplo, podría ser contraproducente si la economía se recupera antes de finales de 2010 y crece de nuevo la demanda de ese tipo de trabajadores. Cuando la economía mundial salga de la crisis, algunos países que aprobaron legislaciones que restringen la capacidad de las compañías locales para contratar trabajadores extranjeros podrían carecer de la flexibilidad que caracteriza a los inmigrantes.

Fuente: EIU

Traducción de texto: Jorge Anaya