n el contexto esplendoroso de las ferias de San Fermín en la Pamplona de sombras y luz, impregnada de idealidad, encendida de ardientes imaginaciones, el discorde conjunto de mujeres que nos hablan de calles estrechas, frondosas, enredaderas, de olores toreros, bebiéndose las uva vueltas vino rojo, acompañadas del tradicional ajo arriero entre bugambilias de los balcones, encontró la muerte un mozo pamplonica en la corrida del encierro celebrado este viernes pasado.

En todo deseo hay muerte, como bien captó el periódico La Jornada, nuestro periódico, en la nota que anuncia la tragedia en la sección de en medio. En la parte superior de la página aparece una pareja en erótico coloquio amoroso al son de un mariachi que de seguro cantaba la popular canción... pero sigo siendo el rey... que ha adquirido señal de identidad en la plaza de toros.

En la parte inferior con los ojos fijos, mortalmente herido por el toro Capuchino yace David Jiménez, de 27 años. El mozo pamplonica sufrió una cornada en el cuello, ya que el toro de Jandilla se había quedado retrasado y embistió con toda la saña contenida, revolviéndose en un palmo de terreno, al primer grupo que encontró, entre los que se encontraba el referido David Jiménez. La cornada que entró por la clavícula hacia adentro, desprendiendo la aorta y las venas cava, perforando el pulmón. El joven muerto pasa a ser parte de la tradición de estas fiestas que aún conservan el juego de la vida-muerte, al enfrentar los toros bravos, en carrera desenfrenada.