Disfrutar del cielo nocturno para contemplar las estrellas, planetas y constelaciones es un derecho para todos; conservar su calidad y protegerlo es una obligación para la humanidad.

Científicos del Instituto de Astronomía (IA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) colaboran con legisladores de Baja California, quienes trabajan en la elaboración de una ley que evite la contaminación lumínica, y así convertirla en la primer entidad del país en proteger el cielo.

La contaminación lumínica es la emisión de luz por medio de fuentes artificiales con intensidad, direcciones, grados espectrales y horarios innecesarios para los fines de la iluminación. Esta acción, cada vez más extendida, sobre todo en las grandes ciudades, se manifiesta con el aumento excesivo en el brillo del cielo nocturno cuando se refleja y difunde la luz artificial contra la atmósfera, alterando las condiciones naturales que permiten observar los cuerpos celestes, que inclusive llegan a desaparecer.

El director del IA, José Franco, señaló que México tiene una gema sin pulir para la observación astronómica: la Sierra de San Pedro Mártir –donde se ubica el Observatorio Astronómico Nacional a cargo de la UNAM– en el municipio de Ensenada, Baja California.

Cuatro grandes telescopios

Sólo existen cuatro sitios idóneos en el mundo para ver el cielo y colocar grandes telescopios: el norte de Chile; Hawai; Islas Canarias, España, y la Sierra de San Pedro Mártir.

Mientras en los tres sitios extranjeros existen desarrollos telescópicos con inversiones multinacionales superiores a los mil millones de dólares y cuentan con grandes telescopios de entre 8 y 10 metros de diámetro, en Ensenada sólo hay un desarrollo modesto, con inversión exclusiva de la UNAM.

En San Pedro Mártir se han construido tres telescopios: dos iniciaron operaciones en 1971, de 0.84 y 1.5 metros de diámetro; en tanto que en 1979 se instaló el más grande, de 2.1 metros.

Recordó que Ensenada es el único ayuntamiento del país que cuenta con normativa en la materia. El 10 de agosto de 2006, el cabildo municipal aprobó el Reglamento para la prevención de la contaminación lumínica, publicado en el Periódico Oficial del estado el 29 de septiembre de ese año. En noviembre de 2008, el cabildo aprobó la conformación del Primer Comité Técnico Asesor, encargado de supervisar y mejorar lo previsto en el reglamento.

Debido a esto y al impacto que ha tenido la presencia de la UNAM para la región, el 8 de enero de 2009, en el contexto del Año Internacional de la Astronomía, el Congreso estatal presentó una iniciativa para impulsar una ley contra la contaminación lumínica.

El director del IA consideró que si el reglamento se aprueba, Baja California se pondría a la vanguardia en el tema y estaría a la altura de países como España, Chile, Italia, Eslovenia, República Checa y Estados Unidos, que cuentan con regulaciones de protección para el cielo.

La idea es evitar que exista un exceso de alumbrado público, pues desde San Pedro Mártir se alcanza a ver la luz artificial de Mexicali, Tijuana, Sonora e inclusive de San Diego, California.

El rector de la UNAM, José Narro Robles, y un grupo de científicos se reunirán este miércoles con legisladores locales para instalar una mesa técnica de trabajo, la cual se encargará de la asesoría y elaboración de la ley estatal correspondiente.

Franco indicó que otra de las ventajas de aprobar esta iniciativa será el ahorro de energía y la disminución de gases efecto invernadero, lo que traerá beneficios económicos y para el medio ambiente.

Estudios de la Comisión Nacional para el Ahorro de la Energía muestran que la facturación por consumo eléctrico en los municipios del país representa un 30 por ciento de su gasto corriente. Del total de electricidad, 70 por ciento se utiliza en alumbrado público, 20 para bombeo de distribución de agua potable y 10 en otras actividades. Los alumbrados públicos ineficientes desperdician hasta un 30 por ciento de la energía al dirigir la luz en direcciones innecesarias, esto es, hacia el cielo.

La universidad, motor del desarrollo

El científico resaltó que la presencia de la UNAM en la región ha sido un motor para el desarrollo científico, tecnológico, cultural y económico. Con la llegada de la institución se estimuló la creación del Centro de Investigación Científica y Educación Superior de Ensenada, de la carrera de física de la Universidad Autónoma del estado, de la instalación del Instituto de Física de la UNAM, que posteriormente se convirtió en el Centro de Nanociencias y Nanotecnología.

Cada año, la UNAM inyecta más de 100 millones de pesos en salarios y desarrollo de infraestructura para la región; sin embargo, señaló Franco, ésta podría aumentar si se atrae inversión nacional y extranjera para el observatorio a través de la protección a los cielos nocturnos, necesarios para observar las estrellas.