El Tri, lejos de la mejoría esperada
a selección mexicana ganó sin claridad en su debut en la Copa Oro. El árbitro le dio una manita y Pablo Barrera aprovechó una buena oportunidad, pero los delanteros estuvieron lejos de lo mostrado ante Venezuela. Ni Miguel Sabah ni Gío dos Santos saltaron a la cancha con la puntería afilada. En tanto, Carlos Vela salió lesionado y se sumó a la lista junto a Omar Arellano.
El festejo desmesurado de los jugadores por el raquítico triunfo refleja la presión que cargan, las lesiones son otra manifestación en el mismo sentido y el gesto adusto de Javier Aguirre no deja lugar a dudas: el equipo está lejos de la mejoría esperada. El Tri marcha a duras penas y todo apunta a que Panamá e Isla Guadalupe serán sinodales de mayor exigencia.
Estados Unidos fue más congruente en su condición de favorito a refrendar el cetro, pues pese a utilizar un plantel de suplentes, sin mucho esfuerzo goleó a la frágil Granada, mientras El Salvador, del estratega mexicano Carlos de los Cobos, asestó buen golpe al vencer a Costa Rica.
El futbol nacional va en franco retroceso y ahora perdió la oportunidad de participar en la Copa Sudamericana debido a la ineptitud de los federativos Justino Compeán y Decio de María, personajes abúlicos, grises, carentes de dotes diplomáticas y visión, pero que rezuman soberbia y están en sus cargos sólo por la inapelable decisión de Televisa.
El pecado fue también de muchos clubes del máximo circuito, que han despreciado a la Concacaf y envían a sus torneos a equipos B
para foguearse; en cambio, sintiéndose de otro nivel, se dirigen a las copas Libertadores y Sudamericana con mayor entusiasmo. El Tri no ha sido la excepción, porque hoy en la Copa Oro está sin los principales europeos
.
Compeán no entiende cómo después de haber fungido casi de dama de compañía en la reciente visita de Jack Warner a México, de haberlo recibido en el aeropuerto y de que platicamos mucho todo el tiempo
, ahora el trinitario titular de la Concacaf haya pagado tan mal, negando en forma tajante el acceso de Puebla y Monterrey a la Sudamericana.
A los altivos dirigentes mexicanos se les olvidó darle su lugar a los directivos de la Concacaf en la reconciliación con Conmebol durante el congreso de Bahamas. Una vez superado el enojo tras el caso de influenza, Compeán y De María creyeron innecesario renovar el permiso que por cuatro años tuvieron para participar en ese torneo.
Pese al mediocre nivel de nuestro futbol, el público nacional es un insaciable consumidor de este deporte por televisión. Es revelador el gran interés que genera en las televisoras, lo mismo para las que difunden los certámenes de la Conmebol (Fox), por el gran rating en México, que para las que pagan derechos de transmisión por los torneos de la Concacaf (Univisión).
El Tricolor es un apetecible botín del que buscan sacar tajada ambas confederaciones, y que en manos de una federación mexicana eficaz, sin duda daría dividendos para mantener, fomentar y desarrollar el futbol en todo el país, en todas sus categorías y modalidades (de playa, de salón, femenil, etcétera).
Quienes pagarán cuentas ajenas son los futbolistas. Los jugadores poblanos y regios esperan con resignación el minidraft, idea anunciada por De María, para que esos clubes se deshagan del exceso de personal, adquirido para afrontar dos torneos. La directiva rayada está a punto de tocarse el corazón y quedárselos, un lujo que difícilmente se podrá dar el equipo de La Franja.
Néstor de la Torre, titular de la comisión de selecciones nacionales, hace castillos en el aire y provoca hilaridad. Presentó con bombo y platillo su plan para que México llegue a 2018 con altas opciones de ser campeón del mundo. Pero en lo inmediato no hay acciones, hechos, que comiencen a dar cuerpo a su descabellado proyecto.
Muy diferente hubiese sido que anunciara la inmediata reducción de una plaza de foráneos, o que así como obligan a alinear a un menor de 21 años, lo hagan todos los clubes con otro más, pero que sea un delantero mexicano.