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Golpe de estado en Honduras

El presidente pide a sus simpatizantes que acudan hoy al aeropuerto a recibirlo

Miles toman las calles en la víspera de que regrese Zelaya

La Iglesia católica dice al mandatario que no vuelva, porque desatará un baño de sangre

Micheletti infiltrará paramilitares entre manifestantes para que ataquen a policías: Nicaragua

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Los miles de zelayistas que se manifestaron ayer contra el golpe de Estado llegaron hasta la terminal aérea de Tegucigalpa. También repudiaron el papel indecente del cardenal Óscar Rodríguez. No extraña su postura, porque siempre ha estado con los grupos de poder, señalaronFoto Ap
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Periódico La Jornada
Domingo 5 de julio de 2009, p. 18

Tegucigalpa, 4 de julio. Dicen que Mel ya está aquí, en el aeropuerto, expresa un hombre cincuentón, con una ancha sonrisa, en medio de la marcha más grande contra el golpe de Estado. Más o menos a esa hora, José Manuel Zelaya Rosales anuncia a través de la cadena Telesur que volverá este domingo, justo al cumplirse una semana de que fue sacado a la fuerza de su casa y depositado en un avión con rumbo a Costa Rica.

Nos vamos a presentar en el aeropuerto de Tegucigalpa con varios presidentes, varios miembros de la comunidad internacional. Este domingo estaremos abrazándolos, acompañándolos para hacer valer lo que tanto hemos defendido en nuestra vida, que es la voluntad de Dios a través de la voluntad del pueblo, dice el Comandante Vaquero –mote que le puso Hugo Chávez– en un discurso que no escucharon en vivo sus partidarios, quienes en ese momento recorrían 10 kilómetros, de la Universidad Pedagógica al Aeropuerto Internacional de Toncontín.

Zelaya anuncia que regresará acompañado por varios líderes latinoamericanos. Miembros del Frente de Resistencia Popular señalan que lo hará en el avión oficial de la República Argentina, pues la presidenta Cristina Fernández y el ecuatoriano Rafael Correa han manifestado su intención de acompañar el espinoso retorno.

Decenas de miles de personas recorren hoy las calles de Tegucigalpa, en una manifestación pacífica que llega a las puertas del aeropuerto. El oficial Mendoza, conocido del movimiento, ofrece que nos dejará pasar si nos comprometemos a no entrar a la terminal.

Los 50 granaderos no habrían aguantado la primera carga de los manifestantes, pero de todos modos hay una ovación para los efectivos de la Policía Nacional.

Las cosas no serán tan sencillas este domingo si Zeyala regresa, porque entonces los soldados, que hoy se mantuvieron todo el tiempo atrás de los policías, podrían actuar.

Desde el golpe, el gobierno de facto y prácticamente todos los poderes de esta pequeña nación han llenado de todos los calificativos imaginables a Zeyala: dígase, para no abrumar, que se ha descubierto que su gobierno ha sido el más corrupto en la historia de Honduras y que el presidente estaba incluso afectado de sus facultades mentales.

En su mensaje de hoy, Zelaya devuelve el golpe al dirigirse a la secta criminal que lo echó del poder: Ustedes, golpistas, traidores, judas que me besaron la mejilla para después dar un gran golpe a nuestro país y a la democracia, deben rectificar en el menor tiempo posible. Están rodeados.

Zelaya pide a sus simpatizantes que acudan al aeropuerto a recibirlo, y les ordena: ¡No lleven armas, ninguna!

Desarmados y sin bendiciones

Este domingo los zelayistas irán al aeropuerto siguiendo el mismo trayecto para esperar al mandatario, cuyo arribo esperan al mediodía. Irán no sólo desarmados, sino también desprovistos de bendiciones, pues la Conferencia Episcopal, integrada por 11 prelados, da su respaldo al gobierno de Roberto Micheletti, critica a la Organización de Estados Americanos y pide a Zelaya que no regrese.

Un regreso al país en este momento podría desatar un baño de sangre. Sé que usted ama la vida. Hasta el día de hoy no ha habido ni un solo muerto hondureño. Por favor medite, porque después sería demasiado tarde, dice el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Madariaga, quien ya se había confrontado con Zelaya por el tema de la consulta popular, que abría la puerta a una Asamblea Constituyente, una nueva Carta Magna y, dicen los adversarios del defenestrado gobernante, a la relección.

Mientras los líderes antigolpistas apenas aparecen en los medios locales, la conferencia de los obispos es difundida en cadena nacional de radio y televisión.

Casi de inmediato, al paso de su marcha, los líderes de la resistencia rechazan el papel indecente del cardenal y lo califican de vocero de los golpistas.

No nos extraña en absoluto la postura del cardenal, él siempre ha estado con los grupos de poder y nunca con los pobres. Por eso es lógico que ahora esté con los golpistas, expresa Juan Barahona, presidente de la Federación Unitaria de Trabajadores.

En un comunicado, los obispos establecen que las instituciones del Estado democrático hondureño están en vigencia. Además, afirman que al momento de ser aprehendido Zelaya ya no era presidente, dando por buena la versión de que dos días antes de su expulsión se habían librado órdenes de aprehensión en su contra.

Vendiste tu alma al diablo, le pintan en las paredes al cardenal Rodríguez.

Es él o nosotros

El argumento de la sangre derramada suena conocido. Lo utiliza, en los primeros días posteriores al golpe, el coronel Herberth Bayardo Inestroza, principal asesor jurídico del Ejército, quien según su relato hizo la recomendación técnica que posibilitó el golpe de Estado.

En una entrevista con el periódico digital El Faro, Bayardo aceptó muy campante que el ejército hondureño cometió un delito al expulsar del país al presidente Zelaya, porque la supuesta orden de aprehensión en su contra obligaba a los militares a presentarlo ante las autoridades judiciales.

Si lo hubiéramos dejado acá, ahorita estuviéramos enterrando un montón de gente, justificó el coronel.

Ningún mando del Ejército, por supuesto, tiene temor de ser enjuiciado por ese hecho: Lo que pasa es que ese delito, en el momento en que se conozcan las circunstancias en que se dio, tiene una justificación y un eximiente que nos va a proteger.

Tal eximiente no existiría de regresar Zelaya al poder: Yo pido la baja y me voy del país, porque nos van a perseguir igual que a los políticos que han estado involucrados en esto.

Mientras tanto, los perseguidos son los del otro bando y también los nicaragüenses que usan el territorio hondureño en su peregrinar rumbo al norte. Los miembros del gabinete de Zelaya siguen en la semiclandestinidad, al igual que algunos dirigentes populares.

Pero los que han pagado los platos en lo inmediato son nicaragüenses. Más de 100 han sido detenidos, sobre todo en los departamentos del norte, y la Policía Nacional los ha presentado como personas que vienen a causar disturbios.

El propio presidente de facto Roberto Micheletti ha dicho que hay infiltración internacional y que han sido capturados varios agentes nicaragüenses y uno venezolano.

Los medios locales publican las denuncias contra los mucos, como llaman aquí a los naturales de Nicaragua, con el mismo texto, incluidos puntos y comas.

La creación de un clima xenófobo es parte, dice hoy el presidente de la vecina Nicaragua, el sandinista Daniel Ortega, de los planes de terror de los golpistas. Según Nicaragua, el gobierno de Micheletti pretende disfrazar a paramilitares de partidarios de Zelaya para que ataquen a las fuerzas policiales y luego acusar a Nicaragua, Cuba y Venezuela de los hechos.

Los dirigentes de la resistencia sostienen que su movimiento es y será pacífico, y que ha ido creciendo día tras día pese a que les han cerrado los medios de comunicación: Lo más que han dicho es que movilizamos a 3 mil personas.

Hoy no marcharon los 200 mil que dicen los dirigentes de la resistencia, pero sin duda ya igualaron las marchas blancas de quienes se oponen al regreso de Zelaya.

Como sea, según Juan Barahona, la resistencia requiere de la presencia del mandatario: Con él aquí, ya sea libre o preso, la resistencia será imparable.