Cada día llegan 2 mil víctimas a refugios instalados en todo el país
Miércoles 24 de junio de 2009, p. 44
En México, 70 por ciento de las mujeres unidas en pareja refieren haber padecido algún tipo de violencia, y cerca de 40 por ciento la sufren en grado extremo, particularmente agresiones físicas, sicológicas y sexuales, que ponen en riesgo su vida e incluso la de sus hijos.
A escala nacional, cada día se resguarda un promedio de 2 mil mujeres en refugios temporales ante la imposibilidad de seguir conviviendo con su agresor, señaló Wendy Figueroa Morales, directora general de la institución de asistencia privada Fortaleza.
Expuso que la mayoría llegan con sus hijos y tienen una estancia de tres meses y medio en los refugios, aunque a veces –explicó– hay situaciones complicadas y algunas han permanecido hasta seis meses.
En entrevista con motivo del 15 aniversario de Fortaleza, Figueroa señaló que en México hay 52 refugios para mujeres violentadas, de los cuales 36 son de la sociedad civil. Agregó que en estos espacios no sólo se les da resguardo, sino también terapia integral, a ellas y a sus hijos.
En cuanto a Fortaleza, especificó que trabaja por medio de tres áreas: prevención, atención y resguardo emergente para las que huyen de sus casas por violencia extrema. Asimismo, dijo que la institución posee un refugio en el Distrito Federal y un espacio de resguardo emergente, pero, al estar integrada a la Red Nacional de Refugios, puede canalizar a la víctimas a los diversos espacios de atención que hay en el país.
Precisó que Fortaleza da seguimiento a sus egresadas durante un año, el cual incluye atención médica, social y sicológica, con el propósito de que puedan continuar una vida sin violencia. Refirió que aunque algunas regresan con su agresor, la circunstancia puede cambiar radicalmente, pues durante su permanencia en los refugios se enseña a la mujer y a sus hijos para que reaccionen de otra manera ante la violencia. Es decisión de ellas si vuelven, pero quienes ya tienen un proceso de atención en el refugio no regresan igual; ya tienen herramientas, ya saben qué es violencia, que tienen derechos y que hay otra forma de vivir.
Las edades de quienes llegan a estos lugares oscilan entre 18 y 45 años, apuntó Figueroa, quien precisó que la violencia tiene relación con la existencia de una cultura con roles estereotipados y con el abuso de poder contra las mujeres; lo que buscamos en el trabajo de prevención es restructurar esos roles, crear una nueva cultura desde la equidad y que se respeten las diferencias. Éste es un problema multicausal, pero básicamente se deriva de la educación sexista
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Señaló que las que ingresan a los refugios presentan el síndrome de la mujer maltratada, es decir, tienen baja autoestima, inseguridad, miedos, poca confianza en sí mismas, insomnio y depresión. Dijo que, por lo general, las maltratadas por sus parejas experimentan de manera simultánea más de un tipo de violencia, por ejemplo, la física casi siempre va acompañada de agresiones sicológicas.
En el caso de los hijos, refirió que se emplea un programa reducativo para construir nuevas feminidades y masculinidades
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