Opinión
Ver día anteriorDomingo 21 de junio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Su hermano
E

l trabajo del cineasta y director teatral Patrice Chéreau se conoce muy poco en México. Este niño prodigio francés, quien a los 25 años escandalizó al mundo artístico europeo con su modernista puesta en escena de la tetralogía de Wagner, en Bayreuth; renovador escénico de Marivaux, Marlowe y Shakespeare, impulsor de un joven talento desaparecido prematuramente, Bernard-Marie Koltès, es también un cineasta brillante.

De él se conocen en nuestro país La reina Margot e Intimidad, pero poco o nada de sus otras ocho realizaciones, que incluyen una adaptación de una novela de Hadley Chase, No orchids for Miss Blandish; una cinta sobre el desencuentro amoroso gay, El hombre herido; o un filme mosaico, alegoría coral sobre el sida, Quienes me amen tomarán el tren.

Como André Techiné, realizador francés de su misma generación, Patrice Chéreau posee cintas de calidad, insuficientemente distribuidas en México, que merecerían el tributo de una retrospectiva.

Su hermano (Son frère, 2003) es una de las exploraciones más cálidas e inteligentes del mundo de la enfermedad y su impacto en las relaciones familiares. Con el crudo realismo de un director maestro, Maurice Pialat (El hocico abierto, 1973), pero también con la disección sicológica y moral de un entramado afectivo (Los testigos, Techiné, 2007; Tiempo de vivir, Ozon, 2005), Patrice Chéreau relata la historia de Thomas (Bruno Todeschini, caracterización formidable), y su combate denodado e inútil con una extraño padecimiento de la sangre (la violenta reducción de plaquetas, un obstáculo para la coagulación y un detonante de hemorragias imprevistas –metáfora inevitable del sida–).

La enfermedad orilla a Thomas a una revisión a fondo de su relación de distanciamiento e incomprensión con su hermano menor Luc (Erc Caravaca), un joven homosexual que acaba atendiéndolo y cuestionándole, a su vez, sus propias certidumbres sentimentales con quienes le rodean.

Su hermano (el título alude indistintamente a cualquiera de los dos protagonistas) es también uno de los registros más meticulosos del mundo hospitalario y de la relación entre médicos y pacientes, desde la aparente frialdad clínica de los diagnósticos hasta esa absurda insistencia terapéutica en los casos terminales, que aquí revela fuertes dosis de humanismo profesional.

Una escena perturbadora, en la que Chéreau imponiendo su probada mirada teatral, muestra a Thomas tendido en la cama del hospital, mientras dos enfermeras le rasuran amorosamente todo el cuerpo en un ritual pre-operatorio. Un Cristo de Mantegna en la antesala de un quirófano. La actitud de Thomas ante ese cuerpo suyo –paulatinamente ajeno y enemigo, que contiene una sangre que se agolpa en la superficie epidérmica en busca de una salida– es la de un ser vencido por la fatalidad, cuya última energía va dirigida al rencuentro afectivo más significativo de su existencia: la reconciliación con su hermano homosexual y la cancelación por acuerdo mutuo de los recelos pasados, de cualquier suspicacia compartida.

Los personajes que rodean a la pareja de hermanos (una novia, un amante, una doctora de lucidez imperturbable, una madre rebasada por los acontecimientos) son, como en la película de Techiné, los testigos que a la luz de un sufrimiento tan próximo como ajeno revisan, cada uno a su manera, su propia educación sentimental.

Chéreau no cede ante la tentación del sentimentalismo, evitándole también a su protagonista enfermo el naufragio en la provocación y en el cinismo. A la novela homónima de Philippe Besson, el director le confiere una nueva existencia a la vez plástica, teatral y cinematográfica.

Está por un lado, el hospital, ese ámbito cerrado, eminentemente escénico, con su infatigable tráfico de batas blancas y azules, y su juego de simulaciones y reacomodos afectivos; y la playa que frecuentan los dos hermanos, espacio de convalecencia y rencuentro con la naturaleza, un espacio muy abierto que prefigura el desenlace dramático.

Chéreau, virtuoso de la escena teatral francesa, confirma en Su hermano su elegante solvencia cinematográfica.

Se exhibe hoy domingo y el próximo viernes en el Festival Mix de Diversidad Sexual, sala 4 de la Cineteca Nacional, a las 20:30 horas.