En América Latina, como en el resto del mundo, la educación debe ser considerada no sólo un sector prioritario, sino estratégico. Por ello, los estados deberían asumir que en un planeta globalizado, el conocimiento y la información definirán la competitividad de una nación, por tanto, debe haber claridad sobre en qué áreas se pueden reducir recursos, afirmó Carlos Tünnermann Bernheim, miembro del comité científico de la Organización de Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

En entrevista, luego de participar en la inauguración del Congreso Internacional Retos y Expectativas de las Universidades, a 10 años de la Declaración de París, destacó que donde menos conviene apretarse el cinturón es en el área de la educación, afirmó que se ha comprobado que al incrementar un año la escolaridad promedio de la población de un país, también sube uno por ciento su PIB.

La educación es una necesidad prioritaria de nuestros pueblos, agregó, y cuando se recortan los fondos en este sector se sacrifica a mucha gente. En el caso de la enseñanza superior, dijo, en su carácter de prioritaria y estratégica debería ponerla a salvo de cualquier intención de reducción de presupuesto.

Asimismo, alertó sobre la necesidad de alcanzar la meta de destinar 8 por ciento del producto interno bruto (PIB) a la educación y fortalecer el papel de la formación universitaria como bien social.

Tünnermann, representante para América Latina y el Caribe en el comité científico de la UNESCO y subdirector de la Academia Nicaragüense de la Lengua, afirmó que a pesar de que las universidades públicas de la región deben intentar ajustar sus presupuestos ante una situación de recesión económica, también deberían tener al menos los mismos recursos asignados el año pasado.

En el caso de México destacó que un porcentaje considerable de la población que debería cursar estudios de licenciatura se queda fuera de las instituciones, a lo que se suma que desde 1979 no se ha logrado alcanzar la meta de destinar 8 por ciento del PIB a la educación, pero en aras de formar nuevas generaciones críticas, conocedoras de su cultura, el sector universitario debería ser el menos sacrificado ante un recorte”.

Alertó que se debe valorar que cuando los jóvenes “no encuentran opciones educativas, algunos buscan salidas laborales, pero otros se incorporan a pandillas o maras, y a través de ellas terminan vinculados a actividades ilegales, violentas y del narcotráfico, por eso los países deben procurar proteger más su educación superior, incluida la formación técnica”.