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Deudos de pareja arrollada acusan a autoridades de favorecer a hijo de empresario priísta

La justicia en Sonora, hundida en el tráfico de influencias y la corrupción, denuncian
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Mientras dormían en una tienda de campaña, los novios Denisse Fimbres y Víctor Quiros fueron arrollados por Fernando Noriega Soto (a la derecha), quien conducía ebrio y es hijo de un integrante del equipo de campaña del candidato priísta a gobernador de Sonora. Las madres de los jóvenes señalan que funcionarios estatales fueron sobornados para que cambiaran datos clave en el expediente del caso para que el homicida no sea condenado a prisión
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Periódico La Jornada
Viernes 19 de junio de 2009, p. 11

Hermosillo, Son., 18 de junio. ¿Cómo se atropella una tienda de campaña? Fernando Noriega Soto, de 19 años, lo hizo, a bordo de su camioneta Silverado blanca, modelo 2008. Se fue contra una carpa en la playa de Bahía de Kino, a una hora de esta ciudad, y aplastó a Denisse Fimbres Oquita y Víctor Quiros Beltrones, pareja de novios que dormía junto a su mascota.

Así terminó la juerga del joven, hijo del acaudalado empresario Francisco Noriega Astiazarán, integrante del equipo de finanzas de la campaña del candidato priísta a la gubernatura, Alfonso Elías.

En el caso hay falsificación de documentos oficiales, compra de peritos y otras autoridades, tráfico de influencias para conseguir información oficial y lograr un trato de privilegio en la cárcel, y muchas mentiras. La manera de hacer justicia, en suma, de autoridades que también tienen a su cargo una parte de las averiguaciones del incendio de la guardería ABC, que ya ha costado la vida de 46 niños.

Ésa es la convicción de Sonia Fimbres Oquita, madre de Denisse: el tráfico de influencias y la corrupción es lo que tiene a Sonora en esta situación.

El accidente ocurrió entre las cuatro y las seis de la mañana del pasado 15 de marzo. Pero las familias debieron enterarse por un amigo que pasaba el fin de semana ahí, quien llamó a la madre de Denisse, residente en Cananea, al filo de las dos de la tarde.

Ya para entonces, afirma Sonia Fimbres, el padre de Noriega Soto había movido mar y tierra para evitar que su vástago pisara la cárcel. No lo consiguió, pero sí logró sembrar triquiñuelas que podrían otorgar la libertad a su hijo sin pagar un delito –homicidio culposo agravado– que la ley local castiga con pena de uno a nueve años de prisión.

Fuentes de la policía municipal mencionaron que la unidad se había atascado y al momento de liberarse salió proyectada hacia donde se encontraba la pareja en la tienda de campaña, dijeron los primeros reportes difundidos.

La señora Fimbres y otros familiares de las víctimas han reconstruido una versión muy distinta y también han tenido que hacerla de detectives.

Así, han podido saber que Fernando Noriega pasó la noche bebiendo y que alrededor de las cuatro de la mañana salió de la casa que su familia tiene en la playa. Un patrullero intentó detenerlo y para evadirlo aquél se metió a la playa, confiado en su vehículo de doble tracción. Fue cuando aplastó la tienda de campaña con todo y ocupantes.

En su declaración, Noriega asegura que sólo bebió cuatro cervezas y que el último trago lo ingirió a las 12 de la noche, que se fue a dormir y se levantó muy de mañana, que la neblina no le permitió ver, que sintió un golpe y escuchó un grito. Aseguró que manejaba a 15 kilómetros por hora.

Para empezar, no iba solo, sino acompañado de Lourdes Ivette Valdez Robles, a quien los familiares debieron localizar por cuenta propia en Navojoa, para que se presentara ante las autoridades.

En su declaración, Noriega estuvo de acuerdo con el croquis levantado en el lugar. El dibujo echa por tierra su versión de que debió esquivar un auto estacionado y que por ello no vio la casa de campaña. Según el croquis, llegó por el lado contrario.

“Hay tanta injusticia, tantas irregularidades… Los dejaron tirados debajo de la camioneta mientras el júnior corría a ver a sus amigos. Nunca hubo un intento de ayudarlos. Prefirió ir a hablarle a papi.”

Una vez enterado el padre, llegaron abogados y ayudantes que, según los familiares de las víctimas, sobornaron a los policías, al agente del Ministerio Público y al perito para que cambiaran datos claves en el expediente.

La señora Fimbres está convencida de que el primer reporte, levantado a las 6:40 horas, fue alterado. Ahí se anota que Fernando Noriega presentaba 0.70 por ciento de alcohol en la sangre. A partir de 0.80 por ciento, según el Código Penal del estado, se tipifica la conducción punible.

Sin embargo, a las nueve de la mañana, el perito de la Procuraduría de Justicia local señaló que era superior, lo cual fue confirmado por el examen toxicológico, que arrojó 0.95 por ciento.

Información privilegiada

Las influencias de Noriega han servido para que el caso tenga una celeridad inusual. Nunca había visto un proceso tan rápido, expresa el abogado coadyuvante Mario Velarde Morales.

La defensa de Noriega ha solicitado un incidente de desvanecimiento de datos y, por lo tanto, la libertad bajo fianza del joven, con argumentos por lo menos curiosos, basados, dice Fimbres, en filtraciones de información oficial de la Procuraduría de Justicia de Sonora. Primero, algún funcionario de esa dependencia proporcionó al defensor de Noriega, Marco Antonio Encinas Cajigas, el nombramiento de José Luis González Olivarría, con una plaza temporal de perito B.

Según el abogado de Noriega, de ese documento se desprende que el perito no tiene facultades para emitir un dictamen que determine el estado de ebriedad de una persona. Es decir, puede realizar autopsias, pero no un simple examen de alcoholemia.

La defensa arguye también que el examen del primer perito, Manuel Velasco, apunta que el nivel de alcohol en la sangre era de 0.70 por ciento y que el mismo funcionario lo describió como sobrio con aliento alcohólico.

La defensa también pide que el juez desestime la prueba toxicológica, con el argumento de que de manera inexplicable los peritos químicos desaparecieron la supuesta o posible existencia de orina de mi defenso.

Esto pasa sencillamente porque Francisco Noriega Astiazarán está en el equipo de finanzas del candidato del PRI a la gubernatura y quieren que se resuelva antes de las elecciones.

Gracias a las influencias de su padre, sigue Fimbres, Fernando Noriega fue enviado al Cereso II, destinado a internos a punto de ser liberados.

El perdón cristiano

Las influencias de Noriega Astiazarán rebasan las esferas de la política y la justicia.

Antes de que se cumplieran nueve días de la muerte de Denisse y Víctor, las madres de ambos fueron invitadas a un retiro por una amiga. Fue un engaño más, apunta Sonia Fimbres, llena de lágrimas. En un momento de la misa, ella y la madre de Víctor fueron invitadas por el sacerdote a pasar al frente. Ahí estaban cuando de un cuarto tras el altar salieron Francisco Noriega y su esposa, Yolanda Soto, influyentes miembros del Opus Dei, que esperaban ser llamados al montaje.

Hasta ahí supe quiénes eran ese par de alcahuetes, que habían ido al novenario y siempre comulgaban hasta el final, dice la señora Fimbres. En cuanto estuvieron todos frente al resto de los feligreses, el sacerdote se arrancó con pasajes sobre el perdón cristiano. “No sé como la Iglesia se presta… pura doble moral”, agrega.

Francisco Noriega Astiazarán, padre del homicida, es socio fundador de la empresa de computadoras Lanix, además de tener negocios porcícolas y empresas constructoras.

En noviembre de 2005, el gobernador Eduardo Bours estuvo en el vigésimo aniversario del colegio Liceo Thezia, cuyo consejo superior preside Noriega. Según un boletín del gobierno de Sonora, las nuevas instalaciones del plantel se edificaron gracias a la colaboración de padres de familia y del mismo gobierno, con una inversión de seis millones de pesos.

Es un colegio de niñas dirigido según el modelo del Opus Dei. Su objetivo, dijo Noriega Astiazarán en el aniversario, es brindar una educación de calidad a las niñas, pues formar a una mujer es formar a una familia.

Familiares y amigos de Denisse y Víctor, quienes tenían 22 y 25 años, respectivamente, se han manifestado en la calle en demanda de justicia y lanzaron una campaña para concientizar a los jóvenes sobre las consecuencias de beber y manejar.

Los primeros reportes dijeron que los fallecidos eran Denisse y un desconocido de aproximadamente 30 años. No querían que se supiera, tenían que ocultarlo por el apellido de su tío, Manlio Fabio Beltrones, dice Fimbres, empeñada en que se haga justicia y el caso sirva de ejemplo.

En el remate, pronuncia una frase que se oye demasiado en el Hermosillo de estos días: Estamos muy dolidos, pero no nos vamos a dejar.