abstractas: dos exposiciones
on motivo de su ingreso a la Academia de Artes, el Museo Nacional de San Carlos exhibe una muestra de Luis López Loza que congrega pinturas, esculturas y grabados.
Un conjunto de estos últimos corresponde a la serie en buril y mezzotinta que realizó para acompañar poemas de Malcom Lowry, y lo que sorprende en varios de ellos, aparte de su impecable ejecución e impresión, es que algunos son plenamente figurativos, sin que por ello estén ausentes aquellos elementos o rasgos formales que son característicos de sus composiciones abstractas
, tanto que con todo y las variantes, se identifican como de su autoría al primer golpe de ojo.
López Loza, egresado de La Esmeralda y del Pratt Graphic Center de Nueva York, tiene presencia como grabador en los principales escenarios artísticos internacionales en los que las disciplinas gráficas constituyen eje. Practica también la litografía, pero son sus buriles, intaglios o sus técnicas mixtas en aguafuerte, mezzotinta, etcétera, los que provocan admiración irrestricta en todos los que admiramos estas disciplinas.
Pareciera que sólo aquí en nuestro país, con todo y la espléndida tradición gráfica que poseemos, ocurre que la gráfica –con excepciones– se pase por alto en los ámbitos coleccionistas.
Luis López Loza, becario de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation en etapa temprana de su trayectoria, es también conocido pintor abstracto. La mayoría de las pinturas exhibidas en San Carlos obedecen a tonos planos, no graduados, delimitados con precisión unos de otros como si fueran formas orgánicas, quizá tipo Arp
, que se yuxtaponen entre sí estableciendo límites netos.
Todas ofrecen estrategias colorísticas notables que hacen destacar, v.gr., una pequeña zona totalmente blanca, o bien los negros, que siempre son paradójicamente luminosos. El negro está usado como color o como hueco, pero no como ausencia de valor, ya sea que la paleta se arme de tonos neutros, sienas, tierras, ocres o que se dispare a combinaciones contrastantes que jamás son estridentes.
También hay piezas que ofrecen exploraciones en torno a un color básico, en una ocasión se trata del amarillo y en otras del azul. La exposición es muy rica y se complementa adecuadamente con las piezas escultóricas que sirven de contrapunto.
Asimismo, la Galería de Arte Mexicano presenta una muestra individual de Irma Palacios integrada con obra reciente: cerámicas en alta temperatura, pinturas, algunas de gran formato, y dibujos. Estos últimos marcan una dirección inédita respecto de las modalidades formales que ha practicado la artista en años recientes.
Ofrece conjuntos de dos índoles que contrastan entre sí. Los primeros, en blanco y negro, contundentes e independientes que son de ulteriores propósitos, quizá están marcando el inicio de una nueva etapa menos lírica
que las inmediatamente anteriores. Los segundos corresponden a la exploración que lleva a cabo en torno a las cualidades y opciones que el papel, en sí, ofrece.
Se perciben tenuemente velados, como si se tratara de evocaciones de formas fantasmáticas. Unos y otros están interrelacionados, de tal manera que cada uno de los dos rubros puede apreciarse como si se tratara de una sola obra (dependería del modo de exhibición que se elija al montarlos), aunque igualmente funcionan cada uno de manera aislada. Los de las formas fantasmáticas
son extremamente delicados, en contraste con el brío que caracteriza a los del primer conjunto.
Entre las pinturas destacan dos paisajes
(es un modo de decir) de formato amplio con alusiones al agua. Fueron realizados en Tlacotalpan y muchos de los asistentes a la concurridísima inauguración los celebraron. No obstante, quizá la mejor pintura del conjunto sea Lluvia de arena, cuadro también de dimensiones amplias sin que en modo alguno cupiera calificársele de cuadrote
. Es una pieza de primer orden.
Irma Palacios no busca impactar, sino hacer lo mejor posible lo que siente que puede hacer, y en el caso de las cerámicas hay exploraciones realizadas a fondo sobre elementos naturales.
Estas dos muestras de expresiones abstractas
contrastan radicalmente entre sí. No cabe duda de su vigencia en el panorama que ofrecen hoy día museos y galerías capitalinos. Ojalá los posibles lectores de este artículo las visiten.