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Enclavado en un cerro de Culiacán, estaba diseñado para procesar 4 toneladas de enervantes

Incauta la Marina el narcolaboratorio de drogas sintéticas más grande de AL

En el lugar había casi 50 mil litros de efedrina líquida presuntamente de los Beltrán Leyva

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Instalaciones del narcolaboratorio desmantelado por elementos de la Marina en Culiacán, SinaloaFoto Leo Espinoza
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Periódico La Jornada
Sábado 13 de junio de 2009, p. 7

Badiraguato, Sin., 12 de junio. Efectivos de la Secretaría de Marina ocuparon en Culiacán, Sinaloa, uno de los laboratorios de procesamiento de droga sintética más grande de América Latina, donde incautaron 49 mil 640 litros de efedrina líquida.

En lo que representa el golpe más duro contra el narcotráfico en esta administración federal, según dijo el vicealmirante Jorge Humberto Maldonado Saucedo, comandante de la cuarta Región Naval, se desmanteló una instalación diseñada para procesar –con los casi 50 mil litros de efedrina– cuatro toneladas de drogas sintéticas.

Disfrazado de un pequeño rancho con dos palapas, presuntamente el cártel de los hermanos Beltrán Leyva diseñó este narcolaboratorio, para el cual se instaló un tendido eléctrico de más de 3 kilómetros de postes, se perforó un pozo de agua, al cual se le instaló un sistema de bombeo para subir el líquido a la punta de un cerro de más de 150 metros de altura, donde se colocó un tanque de almacenamiento de más de 10 mil litros.

Una de las palapas servía de bodega para 46 tambos que contenían efedrina líquida –cada uno con capacidad aproximada de mil litros– y para almacenar centenares de costales de sosa cáustica, así como más de 4 mil litros de gasolina y otras sustancias químicas necesarias para la transformación de la efedrina en seudoefedrina y su posterior composición en drogas sintéticas.

Alrededor de las palapas se colocaron centenares de pacas que hacían parecer que se trataba de un pequeño rancho o una granja. Además, en esa zona de difícil acceso –por la que sólo se puede llegar en vehículos todo terreno o cuatrimotos— se utilizó maquinaria pesada para abrir una brecha y cerrar un camino rural que conecta con la carretera Badiraguato-Culiacán, a la altura del poblado Paso del Huejote.

En el lugar había una segunda palapa en la que se instalaron sistemas de abastecimiento y desagüe de químicos y desechos peligrosos, con maquinaria especia- lizada de laboratorio y cuatro máquinas procesadoras de seudoefedrina, las cuales eran alimentadas con estufas eléctricas y matraces de unos 80 centímetros de diámetro. Asimismo, los desechos tóxicos eran enviados por medio de mangueras –con una extensión de más de 300 metros– hasta la ladera de una barranca que desemboca en un río, aunque cuando llegaron las fuerzas federales los desechos todavía estaban contenidos en un tambo.

Según el comandante de la cuarta Región Naval, esta incautación en materia de drogas sintéticas es comparable con el decomiso de más de 23 toneladas de cocaína en el puerto de Manzanillo, Colima, el primero de noviembre de 2008.

El descubrimiento de este narcolaboratorio estuvo a cargo de personal de infantería de la cuarta Región Naval, con sede en Guaymas, Sonora, que participa en los operativos conjuntos contra el narcotráfico en esta zona.

Además de los 49 mil 600 litros de efedrina líquida, en el laboratorio de drogas sintéticas se decomisaron 4 mil 400 litros de gasolina, 3 mil 250 kilogramos de yodo granulado, mil 850 litros de ácido hipofosfórico y un depósito para agua de entre 20 y 25 mil litros.

Según estimaciones del vicealmirante Jorge Humberto Maldonado, el narcolaboratorio era operado por alrededor de 17 personas, quienes lograron darse a la fuga al percatarse de la presencia de los efectivos de Marina.

En el lugar se instaló al aire libre un campamento donde se colocaron catres de madera y yute, colchonetas y cobijas.

Además de pocos utensilios de cocina, los operadores del centro de producción de droga contaban con equipo de laboratorio, como guantes de látex, mascarillas, matraces, básculas de precisión y otros aparatos.

El narcolaboratorio se ubica en una zona donde al menos en 3 kilómetros a la redonda aparentemente no hay viviendas, enclavado entre cerros, por lo que, en parte, la vegetación cubría las actividades que ahí se realizaban.