El PAN y el escándalo como recurso
Dos botones de muestra, dos
Campañas sin alma
as campañas por el poder legislativo y municipal (delegacional) en el DF, y al parecer en todo el país, tienen como característica, si no general sí muy expandida, el escándalo, y, desde luego, la ausencia del contacto directo de los aspirantes con el votante.
Hace no muchos días supimos cómo Obdulio Ávila, candidato del PAN a la delegación Coyoacán, fue sometido a la repulsa de los estudiantes universitarios en un foro organizado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Allí, la protesta por las formas de gobierno azules en todo el país, y en la ciudad, desarmaron, hicieron pedazos las propuestas panistas, y si bien se quiso evitar el escándalo, la debacle del político se hizo evidente en todas partes.
Ayer, en el Word Trade Center, lo que se suponía sería un debate entre quienes pretenden ser delegados de Benito Juárez, terminó en un zafarrancho que suspendió el posible intercambio de ideas. Gritos, insultos, golpes, manipulación de información, todo en ese foro en el que solamente deberían estar las diferentes propuestas de los elegidos por los partidos políticos, para esa delegación.
Según se cuenta, esta vez los azules fueron por la revancha, se trataba de impedir que los candidatos expusieran sus ideas. El empresario panista Mario Palacios, quien había recibido una invitación para ese encuentro, no se presentó aunque, según se dijo en el evento, ya había aceptado ir al foro.
No obstante, su ausencia fue resuelta por un grupo de jóvenes que exigían, con pancartas y a gritos, que se les explicara por qué no se había invitado al representante panista, y sin escuchar explicaciones abandonaron el lugar. No esperaron a que desde la tribuna se les dijera, y se exhibiera, la invitación formal que se hizo llegar al panista, y la respuesta afirmativa con la que respondió el candidato azul, que a final de cuentas no asistió al encuentro.
Luego vinieron los catorrazos. Otro muchacho, a quien se identificó como trabajador de la delegación que aún gobierna el PAN, trató de tomar por asalto la tribuna, otro lo interceptó (al parecer un agente de seguridad del centro de negocios), y todo se volvió caos. Los panistas, según se dijo, reventaron el encuentro de las ideas.
El problema es que mientras los escándalos nutren la idea de no sufragar en las próximas elecciones, los candidatos se han olvidado, casi todos, de ir casa por casa, colonia por colonia, a ofertar su proyecto de gobierno.
Pocos saben quiénes compiten, pocos saben cuáles son sus ideas, y a muchos no les interesa, de ningún modo, lo que sucederá el 5 de julio, y eso es falta de trabajo de quienes aspiran a los puestos de elección popular. Las campañas parecen estar sólo en los medios, pero si no fuera por los pendones que afean las calles, o las entrevistas que esporádicamente se dan en algunos medios, las campañas prácticamente no existirían.
Ni las declaraciones ni las amenazas podrán con la abstención, o con el voto blanco, mientras no sean los políticos quienes corrijan el rumbo. Casi todos los que proponen esas alternativas no quieren reconocer que los fraudes electorales y el fracaso de los gobiernos de la democracia
, todos panistas, son los que alejan al votante de las urnas, y eso vuelve cada vez más peligrosa la opción.
Por eso toma sentido el escándalo, por eso las campañas de insultos, por eso el uso de lo ordinario falaz como una arma de distracción, por eso los golpes y la gresca. Así van las cosas.
De pasadita
Parece que nadie se dio cuenta, o que todos se hicieron los occisos con la nueva medida de Marcelo Ebrard para designar a los funcionarios del aparato burocrático de todo el gobierno capitalino, pero la puesta en marcha del consejo académico de la Escuela de Administración Pública del DF es una estocada a fondo al corporativismo preponderante. No más recomendados, no más cuotas, sólo hombres y mujeres eficientes y calificados. ¿Será?