A mes y medio de haberse descubierto el virus de influenza A/H1N1, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció que existen tres patrones de transmisión, y ubica a México en una situación mixta, con comunidades donde se registran altos niveles de contagio y otras donde los casos confirmados se están reduciendo, o de plano no han existido.

Jon Andrus, especialista de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), explicó que la permanencia del virus en el hemisferio norte, donde ya comenzó el verano, se debe a su nivel de infecciosidad, a las propiedades que tiene de ser más comunitario y con posibilidad de infectar a un mayor número de personas, respecto de las cepas de la influenza estacional.

En conferencia de prensa transmitida vía Internet desde la oficina de la OPS en Washington, Andrus comentó que durante las semanas que ha estado presente el virus A/H1N1 se ha observado que su virulencia es mucho más alta que la de las cepas de influenza estacional.

Mencionó el caso de las escuelas, donde se ha dado la circulación del virus y hasta 33 por ciento de los alumnos se han contagiado. Lo anterior también se debe a su nivel de transmisibilidad, el cual es más alto en los sitios donde no existen las medidas preventivas como el distanciamiento social (evitar los saludos de beso y mano) y el lavado de manos.

Sobre la clasificación hecha por la OMS, el experto comentó que además del tipo mixto en el que se encuentran Estados Unidos, Canadá y México, con zonas donde todavía existe una transmisión clara del virus y otras donde va en descenso, también están los países en periodo de transición, con gran número de casos y que reportan una propagación precoz.

Un tercer grupo de naciones son las que todavía tienen un número limitado de infecciones, asociadas principalmente a los viajes. Esta es una transmisión moderada, señaló Andrus y comentó que no se considera leve, pues el virus puede ser fatal en individuos que padecen males crónicos, como diabetes o afecciones cardiovasculares, además de que se desconoce con precisión cuántas personas están realmente infectadas.

Resaltó que de las casi 21 mil personas que han adquirido el virus, de las cuales 117 han fallecido, entre 2 y 5 por ciento de los afectados en Estados Unidos y Canadá requirieron hospitalización, mientras en México fue 6 por ciento.

Además del total de muertes ocurridas en Estados Unidos, dos terceras partes eran individuos con enfermedades crónicas y en México esta situación estuvo presente en casi 40 por ciento de las víctimas fatales.

Con esta información, la OMS considera que es muy posible que los brotes en los diferentes países sean como los de las pandemias de 1957 y 1968, cuando se registraron entre uno y 4 millones de muertes en cada una.

Andrus también se refirió a la situación de la alerta pandémica y dijo: “nos acercamos mucho a la fase 6. Se refirió a la reunión de más de 30 expertos de 23 países realizada en días pasados, quienes acordaron que la OMS debe continuar observando el criterio de expansión geográfica como el indicador para pasar de la fase 5, en que nos encontramos, a la 6.

Sin embargo, los especialistas también reconocieron la necesidad de incluir una evaluación sobre la severidad y virulencia de la infección por A/H1N1, como una medida para apoyar a los países en sus acciones para controlar la epidemia. Además, se ayudará al público a entender mejor el significado de la fase 6 y la OMS coordinará el trabajo con los comités de emergencia de regulación internacional.

Andrus subrayó que la OMS no recomienda limitar el comercio, ni matar cerdos. Tampoco es conveniente restringir los viajes ni cerrar zonas fronterizas. En cambio, dijo, debe mantenerse la vigilancia y principalmente, estar atentos a lo que ocurra en el hemisferio sur, pues en la actual época invernal en esa región ya se ha empezado a ver que el virus está desplazando a las cepas estacionales de influenza, aunque también persiste el riesgo de recombinación de los virus con efectos impredecibles.