San Cristóbal de las Casas, 28 de mayo. La gente del gobierno hizo esta represión para quitarnos nuestro territorio, manifiestan las autoridades de San Sebastián Bachajón (municipio de Chilón), al dar a conocer que la Policía Estatal Preventiva (PEP) de Chiapas tiene invadido su ejido desde hace cinco semanas. Además, los agentes “se la pasan bolos” (borrachos), pidiendo flavios de mariguana, interrogando a los ejidatarios y, en connivencia con una minoría de priístas, protegiendo a personas señaladas como delincuentes.

Los ejidatarios tzeltales exigen la liberación de siete compañeros suyos, adherentes de la otra campaña del EZLN, presos en el penal El Amate, y la salida inmediata de la policía del banco de grava y el sitio donde estuvo la caseta de peaje a las cascadas de Agua Azul, destruida en abril por la PEP para instalar un campamento. En las noches aprovechan para molestar a la gente. Estamos en nuestro ejido, tenemos derecho de caminar en la carretera, de ir en nuestro trabajadero y adonde queramos.

Los policías “están en todas partes, nos salen por las veredas y las carreteras y siempre preguntan si somos de la otra campaña”. Se dedican a beber, porque no tienen otra cosa qué hacer. En el crucero de Agua Azul, donde el gobierno de Chiapas instaló un chingo de uniformados, “se la pasan en la cantina de Ch’opnep, de un hermano priísta, contento porque con los policías su negocio le mejoró y ya hasta contrató cuatro meseras, porque antes sólo lo tenía sus hijas atendiendo”.

En el ejido San Sebastián, ubicado en el municipio autónomo zapatista Comandanta Ramona, se prohíbe cultivar y consumir drogas, pero los policías las introducen, y vemos que no pueden hacer sus trabajos, sino que andan de mariguaneros.

Desde agosto de 2008, el presunto comisariado ejidal oficialista Pedro Álvaro, un falsificador, según la claridosa comunicación de los ejidatarios, se puso de acuerdo con el mal gobierno para quitarnos la tierra y negociar con los grandes ricos, pero dijimos claro que vamos a defenderla. Álvaro, militante priísta de la Organización para la Defensa de los Indígenas y Campesinos (Opddic), y Pascual Pérez, quien se dice consejo de vigilancia, tienen pensado con el gobierno que le van a entregar las tierras de Agua Azul y bancos de grava, por eso a estos malandrines el mal gobierno les dio su nombramiento a escondidas, en 2007. Los ejidatarios recuerdan que en julio de 2008 recuperaron el control de su territorio, usurpado por el pequeño grupo oficialista.

La mayoría de los ejidatarios saben que el dinero de la caseta lo estábamos repartiendo, no como ellos. El mal gobierno les ha dado dinero por muchos meses y ahora Pascual se anda comprando ganados y carros; Pedro Álvaro también se compró carro, y a los campesinos, que ciegos andan detrás de ellos, nada les dan.

Por estas razones, asegura el comunicado, mandaron a sus compañeros a la cárcel de castigo y muertes de El Amate, donde los tienen trabajando como animales, y les piden dinero que no tenemos porque nosotros sí somos pobres y no nos anda dando el mal gobierno de lo que les roba a todos los campesinos, y cuando tomamos el acuerdo de protestar y bloquear la carretera, mandaron sus fuerzas estatales y federales para de una vez acabarnos.

Acusan que el mal gobierno tomó nuestro territorio y lo tienen invadido con sus policías, que andan agarrando inocentes y los torturan para que se culpen con delito fabricado.

La gente nos conoce, dicen los ejidatarios. Cuando hay problema en esta región nos buscan como autoridades para detener a los maleantes. Vimos que había mucho asalto, y los policías no hacen nada y piden dinero a cambio de protección. Como no somos como esos maleantes uniformados, argumentan, en noviembre organizaron una comisión de vigilantes carreteros.

En ella participaban los siete secuestrados en El Amate, y detuvieron a los Cruz, asaltantes que fueron liberados por el consejo de vigilancia del ejido priísta Agua Azul. En diciembre, los hoy detenidos apoyaron a las autoridades de San Sebastián para detener a otros cuatro asaltantes que operaban en Maquincha’b, quienes dijeron claro que eran una banda y que otros tres que quedaron libres tienen las armas para los atracos.