El cantante uruguayo Daniel Viglietti (24 de julio de 1939, Montevideo) está en México desde hace días, y ya se ha presentado en diversos foros; la circunstancia lo ha hecho hablar y cantar sobre su amigo y paisano, el escritor Mario Benedetti, quien falleció el 17 de mayo pasado.

En conciertos de hoy viernes y mañana sábado habrá poesía y canciones para desalambrar, para tirar barreras, para ver claro el sendero de la historia de América Latina.

En entrevista, realizada en la casa de su amigo Carlos Fazio, éste extiende una fotocopia de la portada del disco que Viglietti grabó con letras de Benedetti. La foto deja ver al cantautor con el pelo largo. Eso fue por la influencia de Los Beatles; nos gustaban, precisó.

Ha grabado unos 20 discos, el primero data de 1963: Impresiones para canto y guitarra y canciones folclóricas.

Estuvo preso en 1972; al frente de la campaña para lograr su libertad estuvieron personajes como el filósofo francés Jean-Paul Sartre, el ex presidente de Francia François Mitterrand, el escritor argentino Julio Cortázar y el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer. Viglietti Se exilió en Argentina y luego en Francia. Regresó a su país natal en 1984.

Hoy, en el teatro Contigo América (Arizona 156, colonia Nápoles, teléfono 5543-3865), de la uruguaya Raquel Seoane, interpretará, entre otras, A desalambrar, Canción para mi América, Milonga de andar lejos y Gurisito.

Días de rencuentros

La semana pasada participó en el sexto Festival de Primavera Viva la Izquierda, donde se rindió homenaje a Amparo Ochoa, “querida cantora latinoamericana, mexicana, amiga; ese es uno de los pocos festivales sobrevivientes de América Latina donde se presentan artistas de la música popular.

“Me rencontré con María Inés Ochoa, quien está en franco ascenso y está forjando su propia identidad, porque no es fácil ser hija de Amparo y ser cantora. A María Inés la conocí en Chile, en un homenaje a los caídos; estábamos en el cementerio de Santiago de Chile. De pronto hubo represión y salimos corriendo. Así la conocí.

También me rencontré con Óscar Chávez, a quien conocí en 1967 en Cuba, en el Encuentro de la Canción. Y con otros.

Muchos rencuentros... con Gabino Palomares. Compuso Canción de Amparo, que incluirá en su próximo disco.

“Todo se mezcló, incluida la tristeza por haber perdido a Mario Benedetti, con quien compartí mucha amistad y trabajo. Juntos organizamos un programa que llamamos A dos voces. Hoy es a una sola voz, la mía. La muerte golpea muy duro.”

En México se le quiso por todos lados. Vi colas de jóvenes para entrar a sus recitales. Yo estoy acá por la coordinación de Carlos Fazio. El sábado 30 recordaré a Benedetti en la Fonda San Ángel (Plaza San Jacinto 3, San Ángel, 5550-1641/ 1721); tuvimos que abrir otra función porque se agotaron los boletos para la presentación de las nueve de la noche. Ya sólo quedan para la de las cinco de la tarde.

Su memoria lo lleva a los años 60: “Escucho voces, recuerdo gente, como a Violeta Parra, a Atahualpa Yupanqui... esto no lo digo con nostalgia lamentosa. Todo lo que vivimos, incluido el exilio, generó posibilidades de cambio, no con las revoluciones soñadas, con las cuales continuaremos soñando, pero ahora hacia gobiernos progresistas, de otro signo, como ocurre en mi país o en Argentina.

La experiencia de Bolivia me impresiona mucho. Evo Morales ha mantenido más fidelidad a los principios. Esto y lo que ocurre en Ecuador causa un avance en la presencia indígena. En Uruguay exterminaron a nuestros indígenas, pero siempre mantenemos filamentos de memoria.

–Hoy día, ¿qué significa ser de izquierda?

–Nunca fui teórico ni estudioso del marxismo, de manera que mi visión es mucho más natural, más silvestre, más instintiva. Sigo pensando que somos parte de un mundo absolutamente injusto, desigual, donde hay un puñado de privilegiados con poderes comunicacionales, que son tanto o más importantes que los poderes armados de los imperios.

“Seguimos sometidos a eso, cuando hay masas de gente que vive en condiciones de pobreza terribles, donde los gobiernos de izquierda caen en el desliz de seguir sujetos a un sistema económico basado en el Fondo Monetario Internacional, en los bandos del poder. Eso es penoso. Ser de izquierda no coincide con algunos de los gobiernos llamados progresistas.

“A desalambrar me identifica, y ampliaría el término para que desalambremos la cultura. Aprovechemos que hay gobiernos que no son fascistas, ni de derecha. Difundamos más cultura, sobre todo para los jóvenes. Yo ya llevo más de 50 años. Empecé a finales de la década de los 50”, dijo.

Sobre la reciente detención y sometimiento a juicio de los asesinos del cantor Víctor Jara, expresó: La justicia puede tardar, pero llega... llega.