Opinión
Ver día anteriorJueves 28 de mayo de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Teatro en la UNAM
I

gnacio Solares escribió hace treinta años Delirium tremens, una serie de reportajes y entrevistas hechos a alcohólicos en el sanatorio psiquiátrico Lavista y la sede de Alcohólicos Anónimos (AA) y recogidos en un libro en el que el autor manifiesta la convicción –externada a lo largo de toda su obra– de que existen los fenómenos paranormales al tiempo que externa una extrema religiosidad. Para él el estado de delirium tremens del alcohólico puede ser la puerta a un estado de percepción que no se tiene normalmente y encuentra que, en casi todos los delirios alcohólicos existe un fondo religioso que se manifiesta en visiones diabólicas. Con citas de William James y de C.G. Jung fundamenta su criterio y en el epílogo narra una experiencia paranormal en que el sujeto es su propio padre en estado de exaltación espiritual ante la muerte que se le avecinaba. A pesar de que se pueda no compartir las conclusiones de Solares, hay que admitir que ante el penoso fenómeno del alcoholismo que lleva al extremo del delirio, existe en su texto una mirada solidaria hacia quienes debemos considerar presas de una enfermedad, y eso sí es compartible.

Antonio Crestani ha tenido durante su carrera de actor y director una gran cercanía con Solares. Posiblemente eso lo llevó a realizar una nueva versión escénica de este amplio reportaje (la primera la escenificó Abraham Oceransky en 1979) con buenos logros en su primer intento dramatúrgico. Aunque altera el orden de algunos casos eso funciona teatralmente, porque al abrir con el relato de Laura, mientras Solares toma nota, ubica de inmediato al espectador en el contexto de lo narrado. Sigue, con alternancias de otros casos –el hombre, la chava que en el libro es un joven, el taxista– tal y como hace el original, la historia central de Gabriel que transcurrirá en varios espacios. En la escenificación, los monólogos se alternan con diálogos escenificando lo contado por Gabriel en una escenografía debida a Gloria Carrasco –también diseñadora del vestuario– que ubica en esas paredes con ventanas y puertas taslúcidas una mesa y sillas que pueden ser el café o el comedor familiar, o bien los gastados muebles otrora elegantes de la casa de Gustavo, apoyado todo por la iluminación, que se vuelve cenital en los monólogos, de Agustín Casillas. El director convierte con muy buen tino en personajes de la historia de Gabriel a los que antes aparecieran en sus monólogos. Como siempre, muy bien Jorge Ávalos como Gabriel y Aída López como Laura, bien secundados por José María Mantilla, Luis Maya y Salomón Santiago, aunque a Edurne Ferrer como la chava algo le falla cuando ríe a falsas carcajadas.

Siguiendo el criterio de Enrique Singer de unir al teatro con lo académico, Jesusa Rodríguez, tras recorridos en otras sedes con versiones reducidas, completa la hazaña de haber memorizado completo el Primero sueño de Sor Juana Inés de la Cruz que pone en escena en feliz coincidencia en el teatro que lleva el nombre de la poeta actuando y diciendo –afortunadamente no recita el poema– en un sencillo escenario en que la mesa de la monja se convierte también en su lecho, con una luna en la que se registran varios reflejos y otros adminículos y diferentes proyecciones, que nos remiten a la imaginería de que siempre ha hecho gala en sus montajes, aunque aquí muy acotada por su propósito esencial que es dar a conocer el poema a un amplio público. La actriz y directora de su propio espectáculo se apoya en ciertas soluciones, como elevar la sábana en dos pirámides cuando se refiere a ellas, o desnudar su torso para que en él se proyecte un dibujo del interior del cuerpo humano. La música original de Marcela Rodríguez interpretada por el percursionista Enrique Castro y en voz grabada de Lourdes Ambriz, así como la iluminación de Juliana Faesler apoyan de manera excelente esta escenificación. El misterioso y en verdad impenetrable para entendimientos como el mío poema de la monja jerónima tuvo una docta introducción el día del estreno debida a Verónica Volkow que ojalá se facilite a estudiantes que asistan.