Abu Dabi, 25 de mayo. La economía mundial ha evitado una catástrofe absoluta y los países industrializados podrían registrar algún crecimiento este año, informó el economista Paul Krugman, ganador del premio Nobel.

No me sorprendería que el comercio internacional se estabilizara, que la producción industrial mundial se estabilizara y comenzara a crecer en dos meses, dijo Krugman en un seminario.

No me sorprendería ver un crecimiento del PIB (producto interno bruto) de plano a positivo en Estados Unidos, y quizá incluso en Europa, en el segundo semestre del año, sostuvo.

El profesor de la Universidad de Princeton y columnista del New York Times ha dicho que teme un declive de una década de duración, como el que sufrió Japón en la década de 1990.

El académico ha criticado el plan de rescate de la administración estadunidense para convencer a los inversionistas de que ayuden a que los bancos se desprendan de activos tóxicos por un billón de dólares, por considerarlo una compra subsidiada de activos impagos.

Al hablar en los Emiratos Árabes Unidos, el tercer mayor exportador de petróleo, Krugman explicó que la solución japonesa de crecimiento liderado por las exportaciones no funcionaría, porque el declive ha sido global.

En algún sentido podremos haber pasado lo peor, pero existe una gran diferencia entre estabilizar y retomar el terreno perdido, señaló. Hemos evitado la catástrofe absoluta, pero ¿cómo logramos una recuperación real? No podemos exportar todos para recuperarnos. No existe otro planeta con el que se pueda comerciar. Por eso, el camino que tomó Japón no está disponible para todos nosotros, sostuvo Krugman.

La recuperación global podría darse a través de un aumento de la inversión de las grandes corporaciones, el surgimiento de alguna innovación tecnológica mayor que iguale la revolución tecnológica de la década de 1990, o iniciativas del gobierno sobre el cambio climático, agregó. La legislación que establecerá un sistema para limitar las emisiones de los gases del efecto invernadero está avanzando, comentó, en referencia al Congreso de Estados Unidos.

Cuando los europeos probablemente sigan ese camino, y los japoneses también, y empiecen las negociaciones con los países en desarrollo para incorporarlos al sistema, eso ofrecerá enormes incentivos para que las empresas empiecen a invertir y se preparen para el nuevo régimen sobre emisiones (...) pero eso es una esperanza, no una certeza, concluyó.