A un año de la firma del acuerdo, nada que festejar: maestros
No crean nuevas plazas, sólo se les retiran a unos para asignarlas a otros
Viernes 15 de mayo de 2009, p. 45
En un año de estar vigente, la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE) ha generado nuevos albañiles, plomeros, vendedores ambulantes e incluso, músicos. Todos ellos, maestros de formación, a quienes el publicitado concurso de selección –punto neurálgico de dicho pacto– los ha obligado a buscar otra actividad laboral para sobrevivir.
En este Día del Maestro no hay motivo para festejar y menos para no trabajar, dicen. Con todo y que la presidenta del sindicato magisterial, Elba Esther Gordillo, se negó a que el 15 de mayo fuera laborable, ellos sí acudirán a sus lugares de trabajo, pero no en las aulas, sino en las construcciones, en la calle, en las casas o donde desempeñan otra labor.
Por ello, el maestro Mario Alberto Leyva Galicia afirma que si de algo ha servido la ACE –que hoy cumple un año de haberse firmado entre el gobierno de Felipe Calderón y la ex priísta– es para ampliar el corporativo
de Gordillo y afianzar un poder que ya rebasa el ámbito educativo
y se extiende al país.
Pero también, los mentores lamentan que dicho acuerdo haya operado para que los normalistas se queden sin trabajo, para que los docentes tengan una nula posibilidad de incrementar su número de horas, para ejercer un mayor control e inseguridad laboral en relación al otorgamiento de plazas.
Todo lo anterior ha fortalecido un fenómeno: el multichambismo
. Y es que, como explica el profesor Víctor Equigua, el procedimiento es el siguiente: “el concurso de oposición de la ACE en realidad no crea nuevas plazas. Lo que hace es poner en un banco un porcentaje de las que ya se tienen –que en general son por tres meses o un año– y se las retiran a unos profesores para dárselas a otros, quienes a su vez, tienen una plaza que está sujeta a que se refrende por parte de los directivos afines” al grupo de Gordillo.
Esto es, añade el profesor Carlos Aguilar, hay un reciclamiento de plazas con un ejército de reserva que va a ejercer presión sobre los otros
y, al final, tanto los que obtuvieron la plaza provisional como los que la perdieron están bajo la amenaza constante de quedar desempleados.
Horacio Lezama Cordero es profesor de historia en la secundaria 26 vespertina. Concursó en el escalafón para obtener una subdirección y, sin embargo, el aspirante que quedó por debajo de él ganó la plaza
. Con una maestría en sicología educativa es también plomero, albañil y electricista. Cuenta que el pasado fin de semana, por el colado de una casa de 22 metros gané 5 mil pesos
, la misma cantidad que obtiene por 15 días de trabajo como docente.
En las calles de Tepito, el profesor de historia Marco Alejandro Nava vende productos de temporada: desde tenis, ropa, relojes hasta perfumes. Pero en la tarde debe correr hacia Iztapalapa para dar clase de 17:40 a las 20:10 horas en la secundaria 179.
Egresado de la Normal Superior, señala que la ACE en realidad es un filtro
para evitar la contratación de los normalistas. Antes de la alianza, los egresados salían con una plaza inicial, aunque provisional, pero a los seis meses ya la tenías
.
Lamenta que por esta situación no exista el tiempo necesario para preparar las clases y, por otro lado, expresa que para él resulta una frustración
tener que recurrir al comercio ambulante, ante la imposibilidad de aumentar el número de horas para obtener un salario digno, pues indica que por su plaza de 19 horas recibe un sueldo de mil 500 pesos semanales.
Así, el profesor Carlos Aguilar señala que la alianza sólo es un parapeto y es mentira que los recursos destinados a ella lleguen al magisterio de base
, a lo que Leyva Galicia añade: “es una alianza política, no académica. En ella se plantea una eduficción porque lo que plantea es el destrozo del sistema público”.