l tema de mi artículo ¿Usted piensa votar?
(La Jornada 17/4/09) mereció un inusitado número de comentarios que demuestran la preocupación por las próximas elecciones y el desencanto con nuestro sistema político. Una cosa quedó clara: ninguno de los lectores confía en los partidos, lo cual destruye el valor de nuestra democracia. Casi nadie confía en el Instituto Federal Electoarl (IFE), antiguo bastión del sistema electoral que permitió la alternancia en 2000. En los 42 comentarios que se subieron a la página digital de La Jornada, y en los nueve recibidos directamente en mi correo electrónico el día de la publicación, casi todos los lectores estuvieron de acuerdo con la inutilidad de ejercer el voto el próximo 5 de julio.
Pero hubo diferencias importantes en la forma en que cada uno planea protestar. Algunos, como yo, optaron por no acudir a las urnas. Otros han creado blogs invitando a no votar o anular las boletas, conscientes de que la abstención deja el camino abierto a las decisiones del voto duro
. Muchos, sin embargo, impulsados por un respetable deber cívico, pero sin dejar de protestar por el lamentable estado de nuestro gobierno y del sistema político, se disponen a anular la boleta escribiendo leyendas contra los políticos o los partidos. (Un lector anunció que después de registrarse en la casilla destruiría la boleta, lo cual constituiría un delito.)
Las leyendas propuestas para anular el voto reflejan la frustración ciudadana con un país que nueve años después de la alternancia continúa trastabillando en la oscuridad. Varios lectores recomendaron que las leyendas fuesen respetuosas. Uno, al menos, anunció que cruzará la boleta con una frase que resume todo: ¡clase política desvergonzada!
Al día siguiente de la aparición de mi artículo, Milenio (18/4/09) publicó una nota con el resultado de la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas 2008 (ENCUP) de la Secretaría de Gobernación. Las cifras hablan por sí solas. ¡Sólo 4 por ciento de la población mexicana confía en los partidos políticos!, y mientras 31 por ciento tiene confianza en el IFE, 66 por ciento no considera que las elecciones sean limpias
. En ese orden de cosas vale preguntar: ¿qué son y para qué sirven los partidos políticos? ¿Para qué sostener con fondos públicos instituciones en las que nadie confía? Es ofensivo hacerles el juego a mafias disfrazadas de partidos políticos
, que operan redituables empresas destinadas a preservar poder, privilegios personales y ganancias espectaculares. ¿Usted apoya la existencia de partidos familiares? (me refiero por supuesto al del niño verde). ¿Está de acuerdo en que existan partidos propiedad de una lideresa magisterial que se adueñó de un partido confeti
(Panal), y tiene una garra de halcón encajada en el corazón de cada uno de los dos principales partidos políticos nacionales?
Hace dos años, en un artículo titulado Partidocracia: república del cambalache
(La Jornada, 28/12/07), expresé que la partidocracia que padecemos es una oligarquía: una forma impura de gobierno en donde unos cuantos rigen en beneficio propio. Hoy, más que nunca, confirmo esa creencia. No se sorprenda. La oligarquía es la forma de gobierno que tuvimos con el PRI, aunque ahí los oligarcas estaban concentrados como abejas en un mismo panal. Y oligarquía es la forma de gobierno que prevalece hoy, con la diferencia de que el nuevo monopolio del poder se comparte ahora entre grupos de diversos partidos.
¿Ideología, valores, principios? ¡Por favor! Se trata de ganar votos con comerciales ridículos en la televisión; comerciales que apelan a nuestro patriotismo
, espíritu cívico
y orgullo nacional
.
¿Qué busca el PAN en la próxima elección? Ganar para continuar gobernando en 2012. ¿Qué busca el PRI? Ganar para recuperar la Presidencia. ¿Qué busca el PRD? Ganar para volver a intentar la Presidencia en 2012. ¿Alguien se preocupa por la precaria situación de millones de mexicanos? ¿Quién ejerce el mexicanísimo derecho de palomear
candidatos? Según Proceso (No. 1694), en el PAN lo ejercieron desde Los Pinos el Presidente y Germán Martínez. Y en el PRI, además de Manlio Fabio Beltrones y Beatriz Paredes, Carlos Salinas de Gortari (que palomeó
candidaturas plurinominales en favor de familiares y ex colaboradores). En el PRD prevaleció la rebatiña. ¿Usted sinceramente cree que los candidatos palomeados
por ese reducido grupo de poder vayan a gobernar en beneficio de todos los mexicanos?
En mi artículo sobre la partidocracia mexicana concluí que habiendo desaparecido la ideología y, muertas las propuestas, se desvanecieron las diferencias entre izquierdas y derechas. “Todo es coyuntural: qué me das y qué te doy… un gobierno de toma y daca. La república del cambalache”.
Enrique Dussel, maestro de la UAM, ofreció en días pasados una sencilla y atractiva definición de democracia en el programa de Carmen Aristegui. Existe democracia, dijo, ahí donde participa un pueblo en la gestión
. ¿Usted piensa sinceramente que después de depositar su voto el 5 de julio participará en la tarea de gobernar?
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