La medida de recorrer una semana más el calendario escolar no significa una garantía para el aprovechamiento o el aprendizaje de los alumnos. Más bien, parece una solución publicitaria o de carácter político ante la suspensión obligada de clases a causa de la influenza humana, consideraron especialistas en educación.

La investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) Etelvina Sandoval subrayó que la recuperación de los llamados días perdidos no es una solución al problema de fondo.

Lo que en realidad debería preocupar a la Secretaría de Educación Pública (SEP) es el hecho de dar condiciones a los estudiantes para que el tiempo se aproveche, reduciendo la trama burocrática que no tiene ninguna relación con el aprendizaje. Con ello, se aprovecharían mejor los 200 días establecidos por el calendario, pues, para empezar, habría que ver cuántos días se desaprovechan por cuestiones burocráticas y de carácter sindical.

Por otra parte, agregó, a nadie se le engaña porque es sabido que desde mediados de junio, prácticamente ya no hay clases regulares en tanto que es el periodo de exámenes, calificaciones, trámites administrativos, fiestas de fin de curso, etcétera.

De tal suerte que alargar siete o nueve días la asistencia a los planteles no hace ninguna diferencia: No se gana nada en términos de aprovechamiento. En cambio, el tema sigue pendiente en el sentido de que la escuela cuente con las condiciones de gestión administrativa y organizacional para crear un buen ambiente para el aprendizaje.

Experta en formación de maestros, Etelvina Sandoval expresó que recorrer una semana el calendario viene a ser más bien una medida publicitaria y una decisión de Elba Esther Gordillo.

En el mismo sentido, Catalina Inclán, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (Iiesu) de la UNAM, cuestionó: ¿se trata de calidad o de cantidad?.

La pedagoga explicó que no existe evidencia de que con una semana más o menos de clases habrá un impacto en el aprendizaje de los alumnos, como tampoco hay referencias de que una persona aprende en una semana lo que no aprendió en un ciclo.

Más bien, consideró, la medida de recorrer el calendario del 3 al 14 de julio en la mayoría de las entidades es una respuesta política a una contingencia. Era como establecer el paso siguiente. Pero esta acción no tiene ningún sustento en términos pedagógicos o educativos, enfatizó

Además, observó que no se perdieron sólo siete o nueve días, ya que los maestros están reacomodando muchas de las prácticas ya establecidas, porque la SEP les ha pedido incorporar el tema de la contingencia como un contenido que no estaba reconocido.

Apuntó que el tema de la contingencia sanitaria ha trastocado ya lo suficiente la vida escolar. Aquí lo pertinente es cómo los maestros pueden acomodar lo que está sucediendo. El maestro es un buen vehículo para que todas las dudas en curso y los mitos en torno al problema se eliminen.

En este sentido, dijo de que se podrían trabajar 180 días muy bien, y no se necesitarían de los 20 restantes, siempre y cuando el trabajo sea constante, definido y profundo.