uenas noticias! Vamos a regresar a la normalidad. La epidemia de la influenza porcina ya está en plena retirada y la recuperación económica está al alcance. Terminó la pesadilla. Para el cuarto trimestre de este año, cuando la influenza humana sea una simple anécdota, la confianza habrá retornado a los mercados financieros y la economía estará levantándose nuevamente.
El gobierno de Obama, con el apoyo del secretario del Tesoro, Timothy Geithner, y su jefe de asesores económicos, Larry Summers, está empeñado en detectar signos de la recuperación por todos lados. Lo más importante es el resultado de las famosas pruebas de esfuerzo
que se le hicieron a los principales bancos de Estados Unidos. Las noticias que de ahí salieron hace una semana fueron optimistas. Además, hay un rally en la bolsa de valores desde hace tres semanas. Y para el departamento de relaciones públicas eso es signo de que la confianza está retornando. Finalmente, las cifras de desempleo presentaron una notable mejoría: sólo
531 mil despidos en abril (el promedio mensual entre enero y marzo fue de 620 mil).
No importa que otros indicadores sigan enviando señales de alarma color rojo sangre. La administración de Obama parece estar convencida de que con una buena inyección de confianza y optimismo, la economía va a recuperarse. Eso es lo que se llama levantarse del suelo usando sus propios calzones como punto de apoyo.
La verdad es que las cosas no están como para cantar victoria. Para empezar, no todos encuentran las famosas pruebas de esfuerzo tan convincentes como piensa Geithner. El resultado de esas pruebas es que seis de los 19 bancos más grandes de Estados Unidos necesitan recapitalizarse.
Se calcula que las necesidades ascienden a unos 75 mil millones de dólares. Pero, como en el Congreso no hay muchos ánimos de inyectar más plata a los bancos, Geithner salió con una idea brillante: la mayor parte de ese capital puede venir de transformar las acciones preferentes de esos bancos que ya tiene el Tesoro en acciones comunes. Eso es un escándalo contable. Se añade a la mala fama que ya tiene el Departamento del Tesoro y a la de una Reserva Federal manchada por sus intervenciones en favor de los grandes barones de las finanzas.
Al día siguiente de anunciarse los resultados de las pruebas de esfuerzo, la empresa Institutional Risk Analytics (IRA, especializada en evaluación de inversiones) anunció los resultados de sus propias pruebas independientes. Sus conclusiones son interesantes.
Esta empresa utilizó los datos de la FDIC (agencia de seguros de depósitos) y pudo detectar un repunte en el grado de presión sobre los bancos. Resulta que muchos más bancos de todos los tamaños han perdido solidez y sus reservas han sufrido porque los ingresos netos se hicieron negativos. Hay unos mil 575 bancos en esta situación y el índice de presión bancaria que calcula IRA cada trimestre pasó de 1.8 al final de 2008 a 5.5 en el primer trimestre de este año.
Para Christopher Whalen, fundador de IRA, los reguladores del gobierno federal no se han percatado de la profundidad del problema y esta prueba de estrés de los 19 bancos más importantes ha sido un enorme factor de distracción. De hecho, al concentrarse en los bancos grandes, el Tesoro está mandando la señal de que lo que realmente le interesa es salvar a los grandes tenedores de bonos de los bancos más importantes, es decir, a los bancos centrales de muchos países.
El deterioro del sistema bancario estadunidense es preocupante. La reacción típica de un banco saludable es que al ver crecer la cartera vencida recorta los préstamos. Pero eso es como suicidarse, porque sus ingresos se reducen. Muchas veces los bancos buscan compensar las pérdidas con incrementos en el cobro de tarifas por todo tipo de servicios, lo que empeora las cosas debido a que los clientes resienten el abuso. El hecho es que todo este proceso conduce a una mayor contracción del crédito y eso puede alargar la recesión durante meses.
Algo grave está pasando con la administración de Obama. Parece ser que la estrategia es esperar a que la recuperación económica saque a los bancos del atolladero. Pero eso es una apuesta arriesgada. Se puede argumentar que la recuperación misma no vendrá con bancos enfermos, así que se presenta un círculo vicioso y será difícil salir de ahí.
Se impone una nota final. Este Christopher Whalen es el mismo que estudió con todo detalle el modelo mexicano y la crisis de 1995. En su análisis ocupa un lugar preponderante el señor Guillermo Ortiz, corriendo de la SHCP al Banco de México, y de ahí a Los Pinos, para otorgar garantías cambiarias (sobre los Tesobonos) a los miembros del poderoso Grupo Weston. Hoy mantiene el mismo modelo económico que condujo a la crisis de diciembre 1994. Y, como ya no tiene que correr de un lado a otro, en sus ratos libres se dedica a alertarnos sobre los peligros de la recesión.