Tras varios días de protestas por las restricciones a visitas en los penales femeninos de la capital, ayer cientos de madres reclusas pudieron celebrar su día al lado de sus hijos y familiares, lo que aumentó notablemente el flujo de personas que ingresaron a los centros de reclusión.

El viernes pasado, alrededor de 400 internas del penal femenil de Santa Martha Acatitla quemaron colchones y cobijas en protesta por la posible reducción en los horarios de visita y restricción del número de personas que podrían pasar a verlas.

Esto alteró los ánimos de las mujeres en reclusión, ya que el 10 de mayo es uno de los pocos días en que la mayoría de ellas reciben a sus hijos.

El sábado, la Subsecretaría de Sistema Penitenciario informó que sí recibirían visitas, siempre y cuando acataran las medidas de control sanitario aplicadas por el reciente brote del virus de gripe.

Este domingo se permitió el ingreso hasta de tres menores de edad acompañados de un adulto por cada interna.

Previamente, la dependencia dio a conocer en un comunicado que se permitiría el paso de los niños de esta forma o de dos menores acompañados por dos adultos sin restricción de edad.

Sin embargo, los visitantes pasaron por una revisión médica para evitar que las personas con calentura o algún síntoma de la enfermedad viral entrara a los reclusorios.

En tanto, en el resto de la ciudad la celebración por el Día de la Madre se realizó en algunas zonas de restaurantes, centros comerciales y otros espacios, por lo que la policía capitalina no reportó ninguna emergencia a lo largo de los festejos de ayer.

La policía capitalina desplegó mas de 11 mil elementos en toda la ciudad para resguardar la seguridad de los paseantes, luego de que en días pasados la afluencia a sitios públicos fue muy escasa.

El temor a contagiarse con la influenza humana y/o la falta de dinero evitó que los capitalinos se volcaran a los restaurantes, muchos de los cuales lucieron vacíos, por lo que sus expectativas de alcanzar los 350 millones de pesos que el sector obtiene normalmente en ese día se esfumaron, reconocieron gerentes y encargados de diversos establecimientos de comida.

Las promociones de Mamá no paga, 2x1 en cocteles para festejar a la madre, postre y café para la persona más importante o una copa de champán para mamá no atrajeron a los clientes, aun cuando fueron autorizados por las autoridades capitalinas a trabajar al ciento por ciento de su capacidad, por lo que meseros, capitanes y valet parking decidieron esperar sentados su llegada.

Familias enteras, por temor al contagio, decidieron comprar comida preparada para festejar en casa, por lo que se observaron largas filas ante locales de pollos rostizados y tiendas de autoservicio, donde la compra de pasteles, flores, artículos electrodomésticos y/o ropa complementaron el festejo; situación muy diferente a lo observado en plazas comerciales o tiendas de autoservicio, que sirvieron para salir del encierro a la gente, pero no hubo las ventas esperadas, comentaron algunas empleadas.

Fue una celebración diferente, donde los mariachis, rondallas, marimba o grupos de norteños brillaron por su ausencia, mientras los cubrebocas y medidas de higiene, como el uso de gel antibacterial y jabón al ingresar a un establecimiento, llegaron para quedarse.