El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados (CEFCD) prevé que la elevada dependencia del mercado mexicano respecto del estadunidense deteriorá la balanza comercial y disminuirá el acceso al financiamiento internacional.

Con ello se reducirá la inversión y el crecimiento, lo que perjudicará además los niveles de empleo y consumo de la población, señala el citado organismo.

El análisis Lecciones de la crisis financiera estadunidense avizora un negro panorama para las actividades productivas del país, cuya crisis se ha profundizado por la constante desaceleración en el crecimiento económico de Estados Unidos y del resto de sus principales socios comerciales.

La economía nacional, dependiente en gran medida de fuentes externas para financiar su déficit de cuenta corriente, o cuya expansión haya estado basada en créditos provenientes de bancos extranjeros resultarán las más afectadas. La posibilidad de obtener financiamiento externo a costos razonables puede verse limitada tanto por la restricción en la liquidez de las instituciones financieras externas, como por la percepción que éstas tengan del desempeño de las economías emergentes.

El órgano camaral refiere que la vulnerabilidad y la volatilidad mexicana se manifiesta con la caída en el valor de su moneda, de casi 40 por ciento en los pasados seis meses.

La menor entrada de divisas al país, aunada a una mayor inflación y las expectativas de una más prolongada recesión de la economía estadunidense presionan el tipo de cambio. En cinco meses, el peso mexicano había registrado una devaluación frente al dólar de 44.8 por ciento (el 4 de agosto de 2008 se situó en un nivel de 9.8 pesos por dólar, mientras que para el 15 de enero de 2009 la paridad era ya de 14.3 pesos por dólar, CEFP, 2009).

Por tanto, el Banco de México se ha visto en la necesidad de intervenir en el mercado cambiario para evitar que la caída en el valor del peso sea tan pronunciada, en lo que va del año el monto de reservas internacionales ha disminuido en 4 mil 822 millones de dólares, es decir, cerca de 5.6 por ciento con respecto de diciembre de 2008.

En cuanto al canal financiero, el contagio se presenta por las pérdidas que las instituciones financieras pudieran sufrir por haber invertido en hipotecas en el caso de México, y de acuerdo con el Banco de México, la exposición de los bancos nacionales a los riesgos asociados a este tipo de instrumentos fue casi nula.

Una fuente adicional de contagio, aduce el texto, se encuentra en una posible contracción en el crédito que las filiales de bancos extranjeros otorgan en el mercado nacional. Y la intensidad de la desaceleración económica dependerá de la rapidez con la que los grandes bancos internacionales logren mejorar sus finanzas y estén en posibilidad de otorgar crédito nuevamente.

La disminución de la actividad económica de Estados Unidos tendrá una inmediata repercusión hacia la economía mexicana, derivado del estrecho vínculo que existe entre estos países. Para el cuarto trimestre de 2008, la caída en el producto interno bruto (PIB) de México fue de 1.6 por ciento, con 1.4 por ciento en promedio de la tasa de crecimiento económico en ese mismo año.

Por lo que hace al empleo y de acuerdo con datos del IMSS, el número de trabajadores eventuales como permanentes se contabilizaba para enero de 2009 en 13 millones 934 mil 430, registrándose una disminución de alrededor de uno por ciento respecto de diciembre de 2008. No obstante, cabe destacar que de octubre de 2008 a febrero del presente año la pérdida en el número de empleos que registró el IMSS es de 598 mil 587, arrojando una disminución de 4.1 por ciento.