Dos hechos marcan la historia de 1988: las elecciones presidenciales del 6 de julio, que sólo dejan incertidumbre y división, y el azote del huracán Gilberto, considerado el meteoro del siglo XX. El 19 de septiembre, al conmemorar sus primeros cuatro años de vida, La Jornada lamenta que, una vez más, una tragedia coincida, como en 1985, con nuestro nuevo aniversario.

90 muertos, 30 mil damnificados y 200 mil desaparecidos en Nuevo León, reza la portada de aquel día. Y en un trágico sumario detalla: Pérdidas estimadas en 150 mil millones de pesos. En Campeche y Yucatán, 500 mil damnificados. En Cuba tuvieron que ser desalojadas 245 mil personas. Tornados, lluvias torrenciales e inundaciones en 12 entidades de Estados Unidos. En Centroamérica, entre 100 muertos y desaparecidos y decenas de miles de damnificados.

A la fiesta por nuestro cuarto cumpleaños no pueden asistir Fabrizio León, Elsa Medina y Fancisco Mata, fotógrafos de esta casa, ni los reporteros y corresponsales que se encuentran cubriendo los estragos de Gilberto, pero nuestros accionistas reciben, por primera vez, excelentes resultados financieros. “La Jornada es hoy parte significativa del debate público. Nos esforzamos por ejercer un registro veraz y serio de la realidad (y) advertimos la simpatía creciente que esos propósitos han encontrado entre la cada vez mayor comunidad de lectores. Debido a la demanda hemos aumentado el tiraje”, resume el editorial del 19 de septiembre, publicado sólo una semana después de la calificación definitiva de los comicios presidenciales, que se cierran con números inverosímiles para una parte sustancial de los ciudadanos:

Carlos Salinas de Gortari, 50.36 por ciento; Cuauhtémoc Cárdenas, 31.12, y Manuel J. Clouthier, 17.07. Las cifras habían sido debatidas por la Cámara de Diputados, que era desde hacía años, el colegio electoral del país, pues no existía el Instituto Federal Electoral. Los seguidores de Cárdenas –agrupados en el Frente Democrático Nacional, formado por seis partidos a los que se sumaría el Mexicano Socialista, de Heberto Castillo– sostenían que el régimen había cometido fraude en beneficio de Salinas, sobre todo porque la noche del 6 de julio, al principio del recuento de votos, el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz, dijo que se cayó el sistema. Horas después, Jorge de la Vega Domínguez, líder del PRI, proclamaba la victoria legal, contundente e inobjetable de Salinas, sin aportar dato alguno que la sustentara.

La campaña electoral de Cárdenas sacude al país desde febrero, cuando una muchedumbre de campesinos se congrega en San Pedro de las Colonias, Coahuila, para recibirlo. De allí en adelante, las multitudes lo aclaman por todo el país, incluso en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde los estudiantes que protagonizaron la huelga de 1987 se adhieren a su causa.

Cuauhtémoc Cárdenas en la Ciudad Universitaria, de la UNAM, el 26 de mayo de 1988Foto Raúl Ortega archivo La Jornada

Tras la caída del sistema, otros dos candidatos –Clouthier (PAN) y Rosario Ibarra de Piedra (PRT)– acompañan a Cárdenas a Gobernación a exigir un conteo imparcial de los votos, pero el gobierno de Miguel de la Madrid –que entre 1982 y 1988 vendió 63 por ciento de las empresas públicas en 957 mil millones de pesos– se niega a dar marcha atrás y su decisión provoca intensas protestas populares. Por último, tras la confirmación oficial de Salinas como presidente, Cárdenas llama a fundar un nuevo partido, que a la postre nacerá como Partido de la Revolución Democrática. Salinas toma posesión el primero de diciembre, en una ceremonia a la que, entre otros, asiste Fidel Castro.

Absortos en la política nacional, los mexicanos apenas reparan en los acontecimientos internacionales de 1988: el 26 de enero, el asesinato del procurador de Justicia de Colombia desata una ola de matanzas a cargo del narcotráfico. En marzo, Nicaragua invade el sur de Honduras en represalia por las agresiones terroristas de la contra. El primero de abril, el Pentágono hace pública su intención de derrocar al gobierno de Panamá. El 31 de mayo, Ronald Reagan llega a Moscú y después de esa visita Mijail Gorbachov inicia el retiro de tropas soviéticas de Afganistán y, luego, de Angola, Etiopía y Camboya.

El 20 de agosto finaliza la guerra Irán-Irak, iniciada en 1980, con más de 300 mil muertos por bando. Saddam Hussein se alza triunfador con el evidente apoyo de Reagan. El 17 de septiembre, en Corea del Sur, se inauguran los Juegos Olímpicos de Seúl 88, pese al boicot norcoreano. Y el 5 de octubre, en un referéndum democrático, avalado por la ONU, Estados Unidos e Inglaterra, la mayoría del pueblo chileno vota contra la permanencia del general Augusto Pinochet en el poder.

Entre el avance del narcotráfico, la devaluación, el desempleo y la subasta de paraestatales, 1988 es también el año en que, en octubre, entra en servicio la planta de energía nuclear de Laguna Verde, Veracruz, y queda libre el ex director de Pemex Jorge Díaz Serrano.

Rayuela

7 de julio

Sin cifras, el PRI afirma haber ganado contundentemente; sin pruebas aún, la oposición afirma que hubo fraude, y Bartlett, sin informar los resultados que debe, a la hora del cierre de este diario nos deja en contundentes ascuas