Caerá aún más la economía
Racismo epidemiológico
ue siempre sí la emergencia sanitaria que vive México tendrá un impacto negativo directo en el de por sí deteriorado panorama económico nacional (de 0.3 a 0.5 por ciento del producto interno bruto) y que de cualquier suerte la Secretaría de Hacienda ya no ve todo color de rosa, porque hasta su titular, el afamado doctor catarrito
, ha reconocido que en 2009 el desplome del PIB podría ser de 4 por ciento (y contando).
Cuatro mil 500 millones de dólares, como máximo
, no son precisamente poca cosa, y ese monto es la traducción contante y sonante de lo que representa el costo por la emergencia sanitaria (el citado 0.3-0.5 por ciento del PIB), según la estimación oficial. Para dar una idea de qué se trata, esa cantidad es ligeramente mayor a la que el gobierno facilitó
, en primera instancia
y vía línea swap
con la Reserva Federal, a las grandes empresas altamente endeudadas en dólares, así que una epidemia como la que vive la nación tiene un costo marginalmente superior al rescate
de los barones, aunque en términos de prioridades los segundos siempre son los primeros.
De todas formas, la estimación de la Secretaría de Hacienda sobre la perspectiva económica mexicana suele quedar corta con respecto a las divulgadas por otras instituciones –públicas y privadas, nacionales y extranjeras–, las cuales han rebasado –en algunos casos por mucho– los cálculos del gobierno calderonista. Por ejemplo, en días pasados el Banco de México proyectó para el presente año una caída de 4.8 por ciento en la economía mexicana, sin incluir el efecto negativo de la emergencia sanitaria. Aún así, cada día es más cercana la posibilidad de que el desplome económico en 2009 sea igual, o incluso peor, al registrado en 1995.
Mientras el doctor catarrito
cambia de lentes y vuelve a ver todo color de rosa, la propia Secretaría de Hacienda divulgó sus Informes Sobre la Situación Económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública correspondientes al primer trimestre de 2009, que el pasado jueves por la noche entregó a la Cámara de Diputados.
Del tal reporte sobresale la siguiente numeralia: en el primer trimestre de 2009 el valor real del producto interno bruto se habría desplomado a una tasa anual cercana a 7 por ciento, y 5 por ciento si se consideran cifras ajustadas por estacionalidad.
En igual lapso, el valor nominal en dólares de las exportaciones de bienes disminuyó a una tasa anual de 28.6 por ciento. Las exportaciones petroleras, extractivas y de manufacturas registraron reducciones de 58.1, 26.9 y 22.8 por ciento, respectivamente; las agropecuarias crecieron 0.6 por ciento. Por su parte, las importaciones de mercancías disminuyeron a un ritmo anual de 27.6 por ciento: las de consumo, intermedias y de capital tuvieron contracciones de 37.6, 28.1 y 10.6 por ciento, en cada caso.
Al 31 de marzo de 2009 el número de trabajadores afiliados al IMSS se ubicó en 13 millones 880 mil 877 personas, nivel que implicó una disminución anual de 372 mil 289 plazas (2.6 por ciento) y de 181 mil 675 trabajadores con respecto al cierre de 2008. La afiliación permanente observó una reducción anual de 379 mil 633 trabajadores (3 por ciento), mientras que la eventual creció en 7 mil 344 personas (0.5 por ciento).
Durante el primer trimestre de 2009 la tasa de desocupación se ubicó en 5.02 por ciento de la población económicamente activa, superior a 3.91 por ciento de un año antes. Cifras ajustadas por estacionalidad indican que el desempleo se ubicó en 4.72 por ciento (4.47 por ciento el trimestre anterior). Durante enero-marzo de 2009 la tasa de desempleo abierto en las principales áreas urbanas fue de 6.13 por ciento de la PEA (contra 4.89 por ciento un año antes). Cifras ajustadas por estacionalidad indican que la desocupación urbana se situó en 5.86 por ciento (5.49 por ciento el trimestre previo).
Los ingresos presupuestarios del sector público se ubicaron en 652 mil 373 millones de pesos, menores en 9.1 por ciento en términos reales en comparación con los de enero-marzo de 2008 debido, principalmente, a los menores ingresos provenientes de la actividad petrolera y la baja recaudación tributaria no petrolera, que disminuyeron en términos reales en 17.6 y 11.4 por ciento, respectivamente. Al ajustar los ingresos petroleros con los ingresos de las coberturas petroleras correspondientes al periodo enero-marzo, se observaría una disminución de 3.8 por ciento en términos reales en los ingresos presupuestarios.
Los ingresos petroleros disminuyeron 17.6 por ciento anual en términos reales como resultado de los siguientes factores: el menor precio del petróleo crudo de exportación por 55.2 por ciento, la disminución en la plataforma de producción y exportación del petróleo de 8.0 y 9.4 por ciento, respectivamente, que se compensó parcialmente con la reducción en el valor real de la importación de petrolíferos de 32.6 por ciento real y la depreciación del tipo de cambio de 32.8 por ciento.
Por su parte, los ingresos tributarios no petroleros disminuyeron 11.4 por ciento en términos reales con respecto al primer trimestre de 2008. Al interior se observan reducciones reales de 21.2 y 5.6 por ciento en la recaudación del impuesto al valor agregado y la recaudación conjunta de los impuestos sobre la renta-empresarial a tasa única-a los depósitos en efectivo, en ese orden. Los ingresos propios de las entidades de control presupuestario directo distintas de Pemex disminuyeron 2.3 por ciento en términos reales. Los ingresos no tributarios no petroleros del gobierno federal mostraron un incremento en términos reales de 69.7 por ciento, derivado de un mayor cobro de aprovechamientos.
Los ingresos propios de los organismos y empresas sujetos a control presupuestario directo distintos de Pemex registraron una disminución real de 2.3 por ciento. Esto se explica por los menores ingresos obtenidos por la CFE y por el IMSS. Del total de ingresos presupuestarios, 70.2 por ciento correspondió al gobierno federal y 29.8 por ciento a organismos y empresas bajo control presupuestario directo.
Las rebanadas del pastel
Injusto perfume de zorrillo: como si fueran culpables de la epidemia y hubieran exigido ser los primeros en ser afectados por la influenza recién renombrada, los chilangos son tratados con suma crueldad por los provincianos
, en una suerte de creciente racismo epidemiológico
, el cual cobra la factura allende nuestras fronteras, donde ya no hay diferencia: todos los mexicanos están apestados
.