La legisladora panista Eugenia Campos aprovecha su tapabocas para hacer campaña
El representante de BC por el blanquiazul llegó al recinto con su esposa y sus cinco hijos
Miércoles 29 de abril de 2009, p. 28
En su afán por cambiar la imagen de pereza y desaprobación ante la sociedad, la Cámara de Diputados se empeñó en dar por buena una mínima parte del rezago legislativo, con método poco ortodoxo: la aprobación, en bloques de reformas a la Constitución y leyes reglamentarias en una sesión a puerta cerrada, de la que sólo se tuvo conocimiento por la televisión y las mirillas.
Eso sí, los diputados suspendieron todas las actividades de hoy. La emergencia sanitaria llevó a algunos legisladores a cometer desfiguros y excesos. La chihuahuense María Eugenia Campos, del PAN, pintó en su cubrebocas blanco la frase Bien por Calderón
. Al recordarle que éstos no eran momentos para hacer campaña electoral, con imprudencia respondió: ¿verdad que lo estamos haciendo bien?
Y es que a los diputados federales, desde su presidente, César Duarte Jáquez, los apremiaba dar un ejemplo de civismo y tranquilidad en tiempos ominosos para el país por los casos de influenza, crisis económica y violencia provocada por el narcotráfico. Algunas voces disonantes advirtieron la víspera del riesgo que implicaba, para la deteriorada imagen de los legisladores, asistir a un foro cerrado donde la transmisión de una enfermedad como la influenza porcina podría darse con mayor facilidad.
Quejas contra Gamboa Patrón
El lunes, en la Junta de Coordinación Política, la coordinadora de Alternativa, Marina Arvizu, intentó corregir la plana al resto de los líderes de las bancadas, quienes coincidían en acudir a San Lázaro a cumplir con la sesión, argumentándoles que la sociedad descalificaría su trabajo al considerarlo una irresponsabilidad por no acatar los llamados de la autoridad federal.
También en el PRI surgieron quejas contra su coordinador, Emilio Gamboa Patrón. Sobre todo, porque desde el domingo, la subsecretaria de Salud, Maki Esther Ortiz Domínguez, le envió un oficio advirtiéndole la suspensión total de actos en espacios cerrados o abiertos de cualquier tipo, donde se generen aglomeraciones.
Los avisos de Arvizu y del priísta Samuel Aguilar no fructificaron y se impuso el tradicional mayoriteo que obligaba a los diputados a asistir al salón, con el uso obligado de cubrebocas. Sin embargo, como ha ocurrido durante todo el periodo, la lista de asistencia no llegó a 400: sólo se presentaron 392.
Así, la sesión inició a las 13:20, luego de que los servicios parlamentarios aplicaron antibactericidas en aerosol y sin mediar una revisión médica, como se había prometido para garantizar la salud de diputados y prensa.
Como parte de los excesos, el diputado del PAN por Baja California, Ricardo Franco Cázarez, llegó a la Cámara con su esposa y sus cinco hijos y pretendió, anteponiendo su fuero, hacer ingresar a su familia al salón para tomarse una foto.
Al enterarse, César Duarte exigió una explicación al secretario general, Guillermo Haro, y al encargado de resguardo, Felipe Arrieta, por la laxitud con que trataron a Franco, al permitirle el acceso con menores a la Cámara. ¡Qué no chingue, qué irresponsable!
, dijo.
Duarte también confirmó que el único diputado atendido con síntomas de una enfermedad respiratoria fue el tabasqueño Moisés Félix Dagdug Lutzow.
Luego, en entrevista, Emilio Gamboa aseguró que en la tarde, en la reunión con el secretario de Salud, José Angel Córdova, le pedirían el perfil socioeconómico de las personas que han muerto por influenza.
A una semana de que se confirmó el brote de influenza porcina, Duarte concluyó que ahora no es el momento adecuado para cuestionar
las medidas adoptadas por el gobierno federal, porque todos debemos tener la determinación, primero, de resolver el problema. Después habrá tiempo de revisar si hubo fallas, lentitud y responsabilidad, pero ahorita hay que detener el crecimiento de esta enfermedad
.