Dos personas perdieron la vida en Guerrero y se generó histeria colectiva en varias ciudades de esa entidad y en el Distrito Federal, así como diversos daños, a causa de un sismo de 5.7 grados en la escala de Richter ocurrido ayer a las 11:46 horas. El epicentro se ubicó a 8 kilómetros de la comunidad de El Ocotito, a 45 kilómetros del municipio de Chilpancingo.

Las dos víctimas fueron por infarto: Dominga Bahena Vázquez, de 75 años, originaria de Zoyacatlán, municipio de Marquelia, en la Costa Chica, y Sabina Vidal, de 67, en la colonia Plan de Ayutla, en el puerto de Acapulco.

En la ciudad de México el miedo se apoderó de miles de personas, pero no hubo daños mayores, sólo cuarteaduras y desprendimientos de pintura y aplanados en varios edificios del gobierno capitalino, así como en tres departamentos particulares, sin que se reportaran heridos.

La Secretaría de Gobernación informó que el sismo afectó también a Oaxaca, Michoacán y Puebla, pero tampoco informó de mayores daños.

A consecuencia del sismo, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) suspendió operaciones de aterrizaje y despegue durante 15 minutos, de las 11:47 a las 12:02 horas, tiempo durante el cual se revisaron las condiciones de las pistas y la estructura de los dos edificios terminales, sin detectar daño alguno.

De acuerdo con el reporte, se afectaron 15 vuelos nacionales e internacionales: cuatro arribos, ocho despegues y tres fueron desviados a las terminales de Acapulco y Veracruz. Las líneas aéreas afectadas fueron Aeroméxico Connect, Mexicana, Aeroméxico, Click, Aeromar y Continental Airlines.

El gobeirno de Guerrero reportó daños materiales que incluyen la obstrucción de la Avenida Escénica del puerto de Acapulco, a consecuencia del desprendimiento de piedras, y la caída de una pared sobre un vehículo en la Costera Miguel Alemán.

En la capital del país, de acuerdo con información proporcionada por diversas dependencias y delegaciones políticas, el movimiento telúrico provocó el desalojo de edificios, principalmente en la zona centro y norte de la ciudad, sin que se alterarán los servicio en Metro, Metrobús y microbuses. Los alrededores de la Secretaría de Gobernación y del Instituto de la Vivienda fueron acordonados al escucharse la alarma sísmica.

Hombres y mujeres se apoderaron de los arroyos vehiculares, ante la mirada de conductores que no habían sentido el temblor. En Paseo de la Reforma algunos conductores bajaron de sus autos, se hincaron y elevaron los brazos al cielo rogando porque el movimiento parara, mientras un indigente gritaba: el Apocalipsis está cerca y todos vamos a morir.