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Tumbando Caña

Omara Portuondo y Olga Guillot se reconcilian

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ucedió en Santiago de los Caballeros, República Dominicana, la tarde del 17 de abril: Olga Guillot y Omara Portuondo, que no se veían ni hablaban desde hace unos 48 años, se encontraron frente a frente y tras mirarse un breve instante se dieron un largo y sentido abrazo, trascendiendo la rivalidad impuesta por el compromiso político. Demostraron que vale más un sentimiento amistoso que mil consignas ideológicas.

El escenario del rencuentro fue la cafetería del Centro León Jiménez de la citada ciudad, una de las sedes del tercer Congreso Música, Identidad y Cultura en el Caribe, al que ambas asistían como invitadas de honor.

La novia del filin y la reina del bolero escenificaron un momento que nadie dudó en calificar de histórico, justo porque con los aires que corren en el mundo y en Cuba, este rencuentro puede significar un camino propio de los cubanos de las dos orillas: el anhelado rencuentro de las familias y amistades separadas por intereses de la geopolítica.

Omara y Olga se conocieron en la casa de Angelito Díaz, ubicada en el habanero callejón de Hammel que la historia musical ubica como el sitio donde nació el filin, y no se veían desde la llegada de Fidel Castro al poder, cuando cada una marcó su línea a seguir y desarrolló carreras artísticas paralelas, evitándose todo el tiempo sin ofenderse jamás.

Don Alfonso Quiñones, escritor y periodista dominicano, hizo una breve crónica: “En una mesa nos encontrábamos Omara Portuondo, junto a su médica personal, la directora de televisión y musicóloga Gloria Torres, y yo. De pronto, Olga Guillot, acompañada de Juanita, su ayudante personal, se levantó de donde estaba para sentarse en otra mesa más al fondo. Para ello, hubo de pasar por la que presidía Omara. Olga se detuvo para saludarme y le dije: ‘Olga, aquí está Omara’. ‘Sí, ya la estoy viendo’, contestó mientras sonreía. Omara se levantó. Ambas mujeres se tomaron de las manos y se dieron un beso en las mejillas. Era la primera vez que se saludaban tras un largo distanciamiento”.

La gente que seguía atenta la escena se desbordó en aplausos. Olga y Omara intercambiaron parabienes y conversaron durante varios minutos. La prensa local hizo eco del acontecimiento: “El mundo atestigua hoy manos estrechadas, sonrisas, encuentros (…) La dama del bolero, Olga Guillot, y la reina del filin, Omara Portuondo, se abrazaron después de 48 años de distanciamiento espiritual y territorial”, publicó el Listín Diario.

Su enemistad, que se prolongó por casi medio siglo, ya es cosa del pasado, comentó el diario El Caribe, que subrayó que entre Omara Portuondo y Olga Guillot se dio un junte para la historia.

Esa misma noche, en el Centro Español de Santiago en un show, la diva del Buenavista Social Club sorprendió con el tema Amigas, de Alberto Vera, que popularizó junto a las desaparecidas Moraima Secada y Elena Burke, y que en esta ocasión interpretó a capella con dedicatoria para la Guillot: Amiga/ ¡cómo ha pasado el tiempo/ cómo han llovido inviernos/ en nuestros corazones!

El amigo Quiñones contó que la temperamental Guillot se dobló y con lágrimas en los ojos pidió a Omara le acercara el micrófono para enunciar: “Amiga/ no hay por qué lamentarse/ la vida es un contraste/ con muchas emociones…”

Juntas rubricaron: Cantemos como siempre/ viviendo en las palabras./ Cantemos/ lo que es la vida misma/ lo que es la dicha nuestra/ nuestra verdad: ¡Amiga!

Cosas del bolero.