Quito, 26 de abril. Esta revolución está en marcha y nada ni nadie la detiene, afirmó hoy el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, al proclamar su victoria, luego que un conteo rápido autorizado por el Consejo Nacional Electoral le vaticinó su relección con 51 por ciento de los votos, y con más de 20 puntos de ventaja sobre su contendiente más cercano, el ex mandatario Lucio Gutiérrez, con lo que se evitaría una segunda vuelta.

Con el conteo realizado por Participación Ciudadana, y que tiene margen de error de uno por ciento, Correa celebraba este domingo una histórica relección para un nuevo mandato de cuatro años, en los que enfrentará la embestida de la crisis económica mientras lidia con la amenaza de millonarias demandas de inversionistas extranjeros.

Hoy se gana en una sola vuelta, es algo inédito, un hecho histórico, dijo el mandatario sonriente, quien aseguró que sus aliados habrían ganado 70 por ciento de las prefecturas regionales y una holgada mayoría en el Legislativo.

Jamás les fallaremos. ¡Hasta la victoria siempre!, exclamó tras recibir las felicitaciones de ministros y seguidores que coreaban: una sola vuelta, Ecuador.

El socialismo por supuesto (que seguirá), si por eso ha votado el pueblo ecuatoriano, declaró el mandatario que fue relegido hasta 2013 con un promedio de 55 de los votos válidos, de acuerdo con encuestas a boca de urna de las empresas Cedatos-Gallup, Santiago Pérez y CMS.

¿Cuándo hemos ocultado nuestra orientación ideológica? Vamos a enfatizar esa lucha por la justicia social; por la justicia regional (...) vamos a seguir la lucha para eliminar toda forma de explotación laboral dentro de nuestra convicción socialista: supremacía del trabajo humano sobre el capital, añadió.

El mandatario manifestó que mantendrá su proyecto para seguir rescatando un adecuado papel del Estado en la economía, en la sociedad y en la planificación.

Aunque el Consejo Nacional Electoral anunciará los resultados en diez días, se informó que el conteo oficial avanza lentamente y se prevé tener cifras el lunes a primera hora aproximadamente. De confirmarse las tendencias, el líder socialista será el primer presidente relecto en 30 años y su triunfo sepultará una década de inestabilidad en la que sus tres antecesores fueron destituidos en medio de revueltas populares.

Gutiérrez, por su parte, denunció irregularidades en el proceso de votación y dijo que no reconocerá la victoria de su contrincante hasta que haya resultados oficiales.

El magnate bananero Álvaro Noboa se ubicaba en un lejano tercer lugar según los sondeos a boca de urna con apenas 9 por ciento de los votos. Al cierre de esta edición no había hecho declaración alguna.

Correa ha prometido abrir un nuevo ciclo político-económico en la volátil nación andina con la implementación de una nueva Carta Magna de corte socialista, que lo convirtió desde el año pasado en el gobernante más poderoso en la historia reciente de Ecuador.

Sin embargo, el desplome de los precios del petróleo, la caída de las remesas y las golpeadas exportaciones agropecuarias comprometen los recursos para los proyectos sociales que han sostenido su popularidad en un país donde ningún presidente logró acabar su mandato en la última década.

El partido de Correa, Acuerdo País, espera además obtener la mayoría en la nueva Asamblea Nacional, que le permitiría sacar adelante reformas legales clave para dotar de más poder económico al gobierno y mayor control sobre instituciones como el ejército, los medios de comunicación y las cortes.

Pese a que sus adversarios lo acusan de ser un autócrata populista, la mayoría de la población aplaude su mano dura contra los inversionistas extranjeros, de los que ha obtenido más recursos con agresivas negociaciones de contratos que le han permitido financiar incrementos salariales, así como construir escuelas y hospitales.

Correa, un economista de 46 años, se ha mostrado hasta la fecha menos radical que su par venezolano, Hugo Chávez, quien ha nacionalizado amplios sectores de la economía, expropiado tierras y no renovó la concesión en televisión abierta a una emisora de oposición.

Correa dejó de pagar el año pasado los tramos de la deuda externa que considera ilegítimos, y ha asegurado que se mantendrá firme con las trasnacionales y los buitres de Wall Street, a los que acusa de haber saqueado al país por décadas forzando la emigración de millones de sus compatriotas.

Sin embargo, el forcejeo con los capitales internacionales ha levantado la amenaza de demandas por casi 13 mil millones de dólares, más que el presupuesto de 2009, a las que se podrían sumar las de acreedores externos que no acepten el fuerte descuento propuesto para recomprar los bonos en moratoria.

Su gobierno ya ha tenido que gastar la mitad de las reservas en apenas seis meses, el desempleo sube y la inflación aumenta, mientras el crecimiento es cada vez más lento y pone en jaque el gasto público e incluso la dolarización, que es respaldada por la mayoría de ecuatorianos.

Formado en Estados Unidos y Europa, asegura que lo peor de la crisis para el mayor exportador mundial de plátanos ya ha pasado, reiteró que mantendrá el dólar como moneda oficial pese a la merma de los ingresos y se mostró un poco más suave en sus palabras hacia los sectores empresariales que lo critican.