Lunes 27 de abril de 2009, p. a49
De aquella modélica Ley Federal de Radio y Televisión emitida por el presidente Adolfo López Mateos en 1960 a la en apariencia incontrolable programación basura que hoy permea la televisión comercial, sólo ha habido un factor: la absoluta falta de voluntad política en beneficio de la sociedad por parte de sucesivos regímenes
, señala quien fuera asesor de diferentes directores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y que por no herir susceptibilidades
pide omitir su nombre.
“Es lamentable el camino que hemos desandado –agrega– desde que el gobierno de la República reconoció que radio y televisión constituían una actividad de interés público que debía apoyar y vigilar para el debido cumplimiento de su importante función social, no exclusivamente comercial.”
“Aquel claro propósito, traducido en ley federal, de que radio y televisión contribuyeran a elevar el nivel cultural del pueblo, a fortalecer su identidad, sus tradiciones y costumbres, no las de Estados Unidos, fueron arrojadas al bote de la basura por las secretarías de Comunicaciones, Gobernación, Educación y Salud. En su lugar se consolidaron empresas socialmente irresponsables animadas no por un compromiso patriótico sino por el rating y la publicidad, en perfecta complicidad con los gobiernos en turno, hasta el día de hoy.
“Por eso es insultante que con el pretexto de reprogramar el Canal Once del Instituto Politécnico Nacional, lo quieran convertir en otra versión más de la televisión comercial y manden a altas horas de la noche a programas con un historial de 36 años ininterrumpidos como lo es Toros y toreros.
“No es cuestión de gustos o de proteger animales, sino del ninguneo sistemático que sufre un segmento de la sociedad aficionada a la fiesta brava, convertida en minoría debido también, hay que decirlo, a los abusos de los llamados taurinos o interesados en controlar ese negocio.
“Tengo copia de la carta que 20 senadores de la República enviaron hace meses al actual director de Canal Once, sugiriéndole otro horario y ampliar a una hora Toros y toreros. De nada sirvió.
“Debe quedar claro una cosa: defender a Toros y toreros y exigir otro horario de transmisión es defender al Politécnico, a su tarea de comunicación con sentido social y cultural, y a la educación pública superior del país. La actual opción de Canal Once pone en riesgo su histórico contrapeso a la programación basura de la tele comercial. Pero como diría Valle Arizpe: ‘este problema tiene más picos que una custodia’, y habrá que ver a quiénes beneficia esto”, concluye.