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El artista intervino desechos de la naturaleza que halló en viajes por zonas áridas del país

Gabriel Orozco rinde tributo al campo con paisajes en tiempo de secas

La muestra, que lleva su nombre, permanecerá hasta el 13 de junio en la galería Kurimanzutto

 
Periódico La Jornada
Lunes 27 de abril de 2009, p. 7

Un paisaje en tiempo de secas. Así define el artista visual Gabriel Orozco su muestra de obra reciente, que lleva por título su nombre, abierta (el sábado pasado) en la galería Kurimanzutto, ubicada en la calle Gobernador Rafael Rebollar 94, San Miguel Chapultepec.

De alguna manera se trata de un homenaje al campo mexicano, que el escultor resucita mediante el empleo de materiales tan disímbolos como brujas, patas de elefante o quiotes de maguey, hallados en viajes a regiones áridas, la costa de Oaxaca, los alrededores de la ciudad de México y por el estado de México, rumbo a Querétaro.

En sus exposiciones, explica, “siempre trato de que el espacio se convierta en un paisaje transitable; un lugar donde cada elemento individual forme parte de un conjunto que, a su vez, se pueda recorrer.

Siempre lo he hecho, porque da una sensación muy especial llegar a una galería o un museo grandes y sentir que se entra a un paisaje diferente, que casi siempre mezcla objetos encontrados, de tipo orgánico, con elementos artificiales e industriales. Mi obra reside mucho en la construcción de paisajes.

Cabe recordar su Proyecto Penske, realizado en Nueva York, que consistía en salir en su camión a recolectar basura y hacer esculturas en el lugar donde encontraba material. Ahora, éste consta de plantas y objetos de la naturaleza, pero todos son deshechos.

En la muestra predomina el esqueleto fibroso del nopal seco, en la forma de varios grandes cactus reconstruidos con intervenciones de madera, así como un trozo tratado con la técnica del estuco, que da la idea de un Cristo crucificado. Los santos novohispanos se hacían de troncos, anota.

Colección de quiotes

También se incluye un trío de quiotes intervenidos. Cuando el maguey entra en su última fase vital, sale una flor de tallo largo, que se da en muchas partes del país.

El entrevistado, quien pasa mucho tiempo en la costa de Oaxaca, veía que los quiotes se caían, pero desaparecían. Orozco los volvía a encontrar en las palapas de los pescadores, con una antena de televisión encima: Entonces pedí a la gente que me guardara algunos, y empecé a hacer mi colección de quiotes. Siempre me han gustado las plantas secas.

Los quiotes de Orozco, pintados primero con una mezcla de blanco de España y cola, están dibujados a la manera que intervino su escultura conocida como la ballena, la cual nada en la inmensidad de la Biblioteca Vasconcelos.

Son líneas integradas a la forma del quiote, que hablan de su crecimiento, su formación, su estatura; entonces, el dibujo exterior se convierte en una manera de representar su flor. El artista recuerda que fue en Ucrania donde por primera vez hizo este trabajo.

Preside esta congregación de fieles un gran cuadro pintado sobre un grueso tablón de sabino, proporcionado por el restaurador Manuel Serrano. Orozco utilizó la técnica del temple de huevo sobre hoja de oro, y los colores blanco, rojo y azul para su composición geométrica. Señala: es la primera vez que hago algo no figurativo, pero sí es un cuerpo humano.

También hay un tronco de mango, preparado con yeso y dibujado con grafito, mientras otro está cubierto de hoja de oro.

Tampoco podía faltar la pedacería de llantas reventadas, encontradas en la carretera, que asemejan víboras.

Además de la presente muestra, el artista prepara para finales de año una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, que después viajará a Europa, así como el libro que acompañará las piezas.

La exposición Gabriel Orozco permanecerá abierta al público a partir del 29 de abril y hasta el 13 de junio, de miércoles a sábado, de 11 a 18 horas, en la galería Kurimanzutto.