Paola Tinoco recopila a 19 narradores de Latinoamérica nacidos en los años 70
Lunes 27 de abril de 2009, p. 5
Desde hace bastante tiempo se habla de la dificultad para comercializar los libros de cuentos; sin embargo, es un rumor tan viejo que los abuelos aún lo recuerdan. Lo cierto es que la industria editorial actúa en función de la lógica del mercado, y de acuerdo con esto, lo que más se consume son la novela histórica y los diccionarios, señala Paola Tinoco, quien realizó la antología De lengua me como un cuento, selección de 19 cuentos de igual número de escritores latinoamericanos.
A pesar de las dificultades, añade Paola Tinoco en entrevista con La Jornada, el cuento aún se escribe y se lee; todavía no da señales de estar en vías de extinción, sino todo lo contrario
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La también coordinadora editorial y representante de Anagrama en México subraya: Es cierto que el cuento se relega, pero cada vez menos. Lauro Zavala hizo una investigación de la situación del cuento y en realidad en los recientes 20 años se han publicado más libros de este género que en los 50 años anteriores. Por lo que decir que está a la baja, sobre todo si consideramos la situación de la lectura en México y en toda América Latina; el género del cuento es de los más fáciles de leer, porque no te tienes que encerrar a leer horas sin terminar una historia
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Tinoco ofrece una mirada de la situación del género desde el punto de vista del mercado. “Los libros de cuentos, como producto editorial vendible, están considerados en un rango menor: no se vende igual que la novela, pero es menos complicada su comercialización, comparada con los libros de poesía.
“El punto de vista de los libreros es que su desplazamiento es lento, por lo que su importación no es mayor de 50 ejemplares por título, o entre 500 y mil, si se trata de autores consagrados. Este es el motivo por el que los distribuidores hacen pedidos en cantidades semejantes, ya que el ámbito editorial, permanentemente en crisis, no permite que se conserven cantidades de libros que no será posible colocar en librerías a corto plazo.
La razón es que hace pocos años se aprobó un impuesto para la mercancía acumulada en bodegas, que va desde 17 hasta 33 por ciento, de acuerdo con la cantidad de mercancía almacenada, e incluye a los libros, como si se tratara de zapatos o bicicletas.
Todo obedece a las reglas del mercado
A esto se añade que los directores de grandes sellos editoriales se ven obligados a responder a la lógica del mercado, y ordenan que se produzca lo que tiene mayor demanda. Las editoriales que publican libros de cuentos lo hacen con poca regularidad o sencillamente los sacan de su plan anual de publicaciones. Un ejemplo claro es el caso de Planeta, donde el cuento dejó de existir al mismo tiempo que desapareció la editorial Joaquín Mortiz, así como la antología de los mejores cuentos mexicanos que publicaba cada año
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Editoriales como Alfaguara, Tusquets o Anagrama son las que cuentan con colecciones o publican cuentos, mientras a finales de 2008 vimos que son las editoriales independientes y pequeñas las que arriesgan su capital para apoyar este género literario, como Páginas de espuma, sello que se dedica a publicar únicamente cuento y ensayo; Siruela Ediciones, que conserva, a pesar de los cambios de dirección editorial (de Jacobo Siruela a Ofelia Grande), la serie de cuentos populares, la cual incluye relatos de diferentes países y culturas; Almadía también apuesta por este género: en sus inicios publicaba a los 15 finalistas del concurso Relato Breve, convocado en Oaxaca, y después siguió con sus propias antologías y libros de autores poco conocidos en nuestro país
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En Madrid existe la librería Tres rosas amarillas, dedicada exclusivamente a la venta de libros de cuentos, y se prevé que abra una sucursal en México el año próximo, agregó Paola, quien a finales de 2009 publicará su primer libro de cuentos Oficios ejemplares, en Páginas de espuma, editorial que cumple 10 años.
En De lengua me como un cuento, Tinoco reunió a 19 escritores de México, Venezuela, Perú, Colombia, Argentina, Uruguay, Cuba y Bolivia, siguiendo un poco el ejemplo de Bogotá 39.
Lo que une a los cuentistas de este nuevo libro, publicado por Axial, es que todos nacieron en la década de 1970, y aunque todos son de habla hispana cada uno tiene su forma de hablar el castellano.
Lo que le sorprende como compiladora son “el lenguaje y las obsesiones personales y generacionales de los escritores. Tratan de hacer algo que la gente puede leer, cada uno en un estilo muy particular; tratan el sexo, la situación económica, pero todo de manera que su contexto local no incida en que no se pueda leer en cualquier parte del mundo. Son de lectura universal.
De lengua me como un cuento se presenta el 19 de mayo en la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica, con la participación de dos de los autores extranjeros presentes en la antología: Pedro Mairal, de Argentina, y Alejandro Zambra de Chile, además de los jugadores locales
, entre quienes se encuentra Guadalupe Nettel.