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Eulalio Ferrer: caballero andante
E

ulalio Ferrer, nuestro muy querido amigo, falleció hace un mes. Pero en realidad no nos ha dejado; sigue viva, muy viva, su presencia entre todos nosotros.

Caballero andante de todos los caminos y de las mil aventuras quijánicas y quijotescas. El joven exiliado de espíritu inquebrantable que en el campo de concentración de Argeles-sur-Mer, lejos de su tierra, pero no de sus ideales, cambió una cajetilla de cigarros por un libro de Cervantes, nada menos que Don Quijote de la Mancha (edición de Calleja, 1906).

Eso marcó su destino, que junto a un temperamento harto curioso y una excepcional inteligencia, aunados a un gran amor por las letras, lo llevaron a ser un adalid de la cultura, tanto en México como en España.

Eulalio Ferrer, caballero quijotesco por los cuatro costados y dotado de un gran amor por la vida, luchador incansable por la defensa de los ideales humanos más elevados, cabalgó por los campos del mundo.

Don Eulalio publicó La poesía sobre El Quijote (seleccionada y prologada por Francisco Cervantes), en la que destacan León Felipe, Jorge Luis Borges, Octavio Paz y Antonio Machado. Poesía en la que se percibe qué, más que en los libros de caballería, fue en una educación con espíritu de casta donde el ingenioso hidalgo de La Mancha, engendró y fortaleció su pasión por la justicia, como se advierte en su austeridad de alma y en su prestancia severa. Toda la vieja dignidad castellana parece haber encarnado en él.

Dignidad, casta y grandeza de espíritu que también encontramos en la trayectoria de vida de Eulalio Ferrer. Nacido en Santander en 1921, siempre llevó en su alma la impronta de Cantabria a lo largo de toda su vida. Su enorme corazón dio albergue a otros grandes amores: su querida esposa (doña Rafaela) y sus hijos.

Él mismo nos relató heroicas y terribles historias del exilio que siempre afrontó con gran fortaleza de espíritu, el mismo que, a lo largo de toda su vida le permitió sembrar y obtener una rica cosecha en cuanta empresa emprendía.

Reconocido escritor, exitoso empresario, generoso mecenas y gran amigo de sus amigos, cosechó premios y reconocimientos de todo tipo, tanto en su tierra natal como en su tierra de adopción a la que amó desde un principio, y a la cual recompensó con enorme generosidad, agradecido por la acogida que ésta brindó a todo el exilio español.

Hermoso regalo a México es el maravilloso Museo Iconográfico del Quijote, en la ciudad de Guanajuato, único en su género, que reúne más de 850 piezas entre pinturas, esculturas, grabados, porcelanas y otras obras de importantes artistas nacionales y extranjeros.

En el terreno de la publicidad hizo historia como un verdadero pionero y Publicidad Ferrer fue durante décadas la empresa publicitaria más importante del país. Él, que fue un ávido lector (otra de sus grandes pasiones), logró como escritor publicar más de 35 libros, entre ellos Páginas del exilio, El lenguaje de la publicidad, De la lucha de clases a la lucha de frases e Información y comunicación. Incluso incursionó en la ficción con su novela Háblame en español, presentada en México y Madrid el verano pasado.

Acogido, merecidamente, en la Academia Mexicana de la Lengua, no hubo reto que no pudiera alcanzar. Sin embargo, esto no alteró en nada su sencillez y modestia. Amable, afectuoso, generoso y carismático, poseedor de gran caballerosidad y de una mirada aguda y penetrante, Eulalio Ferrer fue un ser excepcional.

Supo sacar grandeza del dolor y las miserias humanas, derrochó creatividad y entusiasmo y demostró, insisto, ser un gran amigo de sus amigos.

Lo recordaremos siempre como el caballero andante que siempre fue.