Se cumple un año de los disturbios por el alza de precios en alimentos
Miércoles 22 de abril de 2009, p. 32
Puerto Príncipe, 21 de abril. Un año después de que los disturbios en Haití por los aumentos en los precios de los alimentos ocuparon titulares en todo el mundo, las condiciones para muchos de los pobres de este país del Caribe se han agravado.
Niñas y niños mueren de desnutrición, y la agricultura, de la cual dependen para su supervivencia la mayoría de los 8.7 millones de habitantes, sólo se ha recuperado en parte de las devastadoras tormentas que azotaron este país en el otoño boreal pasado.
La macroeconomía luce engañosamente bien. La inflación registró en marzo uno de los índices más bajos en varios años. Los precios de los alimentos importados disminuyen desde septiembre, y en los últimos días cayeron por debajo de los niveles de abril de 2008, cuando se desataron los disturbios. Pero nadie celebra esto en las áreas más pobres de Haití.
Algunas familias viven con menos de 50 centavos por día
, dijo el economista Kisner Pharel, además influyente comentador de la radio haitiana y presidente de una empresa consultora. No estamos hablando de pobreza, sino de extrema pobreza. Aun si se tuviera crecimiento económico, será muy difícil sacar a estas personas
de esa situación, añadió.
En el centro de distribución de alimentos en el barrio Delmas, de Puerto Príncipe, cientos de niños y adultos hacen fila para recibir un plato de arroz con salsa de carne.
Este programa de asistencia, financiado por la organización estadunidense What If Foundation, sirve unos mil 500 almuerzos todos los días. Para muchos de los beneficiados, es su única comida. El plan se lleva a cabo desde hace nueve años, y los coordinadores siguen viendo un aumento de las personas necesitadas.
En el norte de Puerto Príncipe, en el barrio pobre de Cité Soleil, personal médico del hospital de St. Catherine Laboure constató un incremento en el número de niños ingresados por desnutrición severa.
A finales de marzo, en un hospital de la organización Médicos Sin Fronteras en la meridional ciudad de Martissant, se recibieron dos casos de desnutrición severa procedentes de la sudoriental comunidad de Baie d’Orange.
En ambos casos, las madres debieron viajar con sus hijos varias horas para llegar al sanatorio. Uno de los niños, de dos años de edad, llegó demasiado tarde y murió.
Una averiguación aleatoria entre los pequeños comerciantes de Puerto Príncipe lleva a esta conclusión: tienen que comprar los productos a precios altos y venderlos aún más caros, y pocas personas pueden adquirirlos para su consumo. Casi no hay ganancias.
Los precios pueden bajar, pero si las personas no tienen dinero en el bolsillo, no lo sentirán
, explicó el economista Pharel.