El artista neoyorquino Spencer Tunick no descarta trabajar de nuevo en México, ni el sueño de hacer algo en las pirámides de Teotihuacán, aunque no sería luego, luego.

Niega ser el tipo de autor al que le gusta brincar de un país a otro, tampoco propone trabajar en todo Latinoamérica.

En contraste, a Tunick le gusta cultivar la relación con un país o una ciudad: Aquí tengo muchos amigos, inclusive nuevas ideas que no tienen que ver con las pirámides.

Aunque su madre mexicana, Mireya Escalante –su vocera en México– quiere que visite las pirámides, el artista espera que eso suceda antes de 2020. Su único requisito es que el trabajo siga siendo divertido y atractivo.

Spencer Tunick no tuvo tapujos para abordar el tema de un nuevo proyecto durante la rueda de prensa efectuada para anunciar Citadinos, exposición que reúne 30 imágenes de su más reciente aventura urbana en la ciudad de México, inaugurada anoche en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (Ricardo Flores Magón 1, colonia Nonoalco Tlatelolco), en el contexto de la Colección Andrés Blaisten.

El proyecto, patrocinado por la Universidad Nacional Autónoma de México, estuvo coordinado por Isadora Oceguera.

Citadinos forma parte de la feria de arte Zona Maco, México Arte Contemporáneo, que se efectuará del 22 al 26 de abril en el Centro Banamex, y se incluye en su programa de visitas.

El artista mostrará su obra en un módulo de la feria, así como una foto inédita de la serie realizada el 6 de mayo de 2007 en el Zócalo, donde reunió a más de 18 mil personas desnudas. Tunick asiste la feria desde hace seis años, primero como “fan del arte” y después con el proyecto del Zócalo.

Aventureros urbanos

Para Citadinos, durante cuatro frías y lluviosas mañanas del pasado enero, Tunick paseó a 40 aventureros urbanos por las calles de la urbe en busca de lugares para crear nuevas instalaciones. Los participantes lo acompañaron ayer, inclusive el artista se reunió con ellos una hora antes para platicar y entregarles la impresión firmada de la foto –o fotos– que hicieron juntos.

Once imágenes de Tunick tienen referencia directa con las pinturas y esculturas comprendidas en la colección Blaisten: Si el visitante se para frente a una de mis fotos y gira 360 grados, tal vez vea una obra que refleja la idea y el espíritu de la imagen. A lo mejor imita exactamente la foto o quizá utilice un accesorio. Ésta es la exposición más profunda que he tenido.

El óleo La cirquera rosa y el cirquero gris (1941), de Raúl Anguiano, y su espejo tunickiano enmarcan la entrada a la muestra, que incluye también El minero (1929), de Carlos Orozco Romero; La red y Desnudo rosa con abanico (ambos de 1953), de Alfonso Michel; La danza del venado (1933), de Fermín Revueltas, y Las tres parcas (1936), de Manuel Rodríguez Lozano, entre otras obras.

Los artistas, sus historias, los objetos en las pinturas sirvieron a Spencer Tunick para crear lo que llama mi propio mundo onírico de la ciudad de México, posiblemente en el mismo espíritu de un autor de ciencia ficción o de ficción, o un surrealista o simbolista.