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Rudo y cursi María Guadalupe Ochoa Anhelos que se vuelven quimeras. La ópera prima de Alfonso Cuarón es la historia de dos jóvenes hermanos que sueñan con dejar de ser lo que son: trabajadores del campo que juegan fútbol en sus ratos libres. La oportunidad –no buscada sino inventada por un “promotorcazatalentos” de fútbol que por azar pasa por un “pueblo bananero”– para acceder al “Éxito” pone a prueba sus lazos filiales, sus lealtades y su pertenencia. Los hermanos asumen que el promotor les resolverá sus vidas. Beto “el Rudo” será un portero grandioso y Tato “el Cursi” se convertirá en un famoso cantante. Su carrera en el campo de fútbol exacerba sus sentimientos: la fraternidad, la envidia, la competencia, la traición, la solidaridad y el perdón. La aventura del desarraigo del terruño no logra modificar los genuinos deseos por cambiar las precarias condiciones económicas de las familias y son compartidos por todos: los protagonistas, la madre de ambos, la esposa de “el Rudo” y la hermana casadera. Ninguno escatima escrúpulos ni afectos ni conciencias. Sin embargo, la realidad se impone y ninguno de ellos es capaz de resolver su vida conforme a sus sueños, porque no tienen suficientes virtudes, ni habilidades, ni experiencia. Son, pues, víctimas del sistema en el que viven. Así, los estereotipos del cine mexicano son rejuvenecidos. Ahí están el machismo de “mi madre es primero”; la camaradería del fútbol llanero y de la cantina pueblerina; la mujer exuberante que pierde a los hombres; el granuja simpático y bonachón; el cacique –ahora dedicado al narcotráfico–, y por supuesto, los números musicales. Alejada del melodrama tradicional, Rudo y Cursi es tanto una comedia –sin final feliz–, un retrato de la realidad social –un tanto soslayada–, y una parodia amable, con un estilo basado en la premisa “lo popular puede ser chido y puede ser chistoso”. La dirección de arte que hace patentes adornos, fetiches, colores, modas, sobre todo en el videoclip de Sólo quiero que me quieras, es uno de los méritos de la película por los que alcanzó un innegable éxito taquillero y la nominación a ocho Arieles. Director y guionista: Carlos Cuarón. Productores: Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y Guillermo Del Toro. Música: Felipe Pérez Santiago. Fotografía: Adam Kimmel. Montaje: Alex Rodríguez. Protagonistas: Gael García Bernal: Tato “Cursi” Verdusco; Diego Luna: Beto “Rudo” Verdusco; Guillermo Francella Darío: “Batuta” Vidali, y Dolores Heredia: Elvira. México 2008. |