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Minifundio y escasa productividad marginan al campesinado del crédito: Finrural
Lourdes Edith Rudiño El grado de penetración del financiamiento a la agricultura (desde la banca de desarrollo y la comercial) es muy bajo respecto del Producto Interno Bruto (PIB) sectorial; fue de 24 por ciento en 2008, en comparación con casi 40 por ciento que registra Brasil, afirmó Enrique de la Madrid, director de la Financiera Rural (Finrural), y dijo que son dos factores los que explican la situación: 1.- La insuficiencia de sucursales bancarias en el medio rural –“muchísimos municipios carecen de bancos”–, y ello es crítico pues alrededor de 80 por ciento del crédito rural en el país se otorga por medio de los bancos privados, si bien hay esfuerzos de la banca de desarrollo por colocar cada vez más vía intermediarios no bancarios. Y 2.- La estadística del PIB en el análisis de penetración financiera resulta distorsionante, pues en ese indicador participa la producción que generan los campesinos de autoconsumo, “quienes en sentido estricto no son nuestra clientela; sus predios son de dos hectáreas y en un sistema financiero un requisito para el negocio es que tengas clientes que te puedan pagar el préstamo”. Estos campesinos de autoconsumo representan 74 por ciento del total de productores –son la gran mayoría y no están en condiciones de ser sujetos de crédito–, mientras que sólo seis por ciento de los productores tienen condición competitiva desde la perspectiva global y “están muy echados para adelante”, y un 18 por ciento están en etapa de transición, dijo De la Madrid Cordero considerando las más recientes cifras de censo del INEGI. “Si no hacemos cambios de fondo para que esos productores sean negocios más viables, no veo cómo vamos a aumentar el nivel de penetración del sector financiero. No bastaría tener más intermediarios en más lugares; lo que necesitamos es desarrollar clientela”, comentó el director de la Finrural, institución nacida en 2002 en sustitución del Banrural y que en 2008 otorgó créditos por un récord de 23 mil 698 millones 800 mil pesos, 30.7 por ciento real más que en 2007, a favor de 102 mil productores y empresarios rurales. Economía de escala. El funcionario consideró que la fragmentación de la tierra –hoy mayor que en 1992 cuando se modificó el artículo 27 constitucional para dar flexibilidad a la enajenación de la tenencia ejidal– es un obstáculo para que los campesinos prosperen y se vuelvan sujetos de crédito, y lo que se requiere es promover una “consolidación de tierras” en México por medio de la compra-venta de predios o de la asociación de campesinos para producir juntos. A partir de observaciones internacionales que ha hecho en Chile y Brasil, dijo, “la agricultura, como muchas otras cosas en la vida, es negocio que es más viable en la medida que se basa en más extensiones de tierra”. En otro orden, se consultó al funcionario sobre el rumbo de la Finrural. La Financiera coloca crédito directamente (desde el primer piso) y por medio de intermediarios financieros rurales (ifr) –y “hemos contribuido a que haya más ifr, incluso con programas de recursos fiscales”–; cuando se creó, se estableció que debería transitar del primero al segundo piso en la medida que se desarrollaran ifr. De la Madrid defendió la permanencia de la Financiera en el primer piso, pues no sería conveniente dejar a la banca comercial con un predominio en este primer piso, y menos en tiempos de crisis económica, pues, “como ocurre en otros sectores, cuando hay épocas buenas, la participación de la banca privada sube, pero en las malas cae (...) En Brasil dan gracias a Dios a que tienen banca de desarrollo de primer piso pues ésta y la banca comercial con participación estatal son las que dan prácticamente todo el financiamiento rural. “En México con el bajo nivel de penetración financiera rural que tenemos, deberíamos reflexionar si el modelo que tenemos (con la banca comercial dominando el primer piso) es el mejor”. Consideró que lejos de acotar a la Finrural, y en general a la banca de desarrollo, desde el aparato público debería analizarse los beneficios de fortalecerla. ¿Por qué no ampliar sus infraestructura? La Finrural cuenta con 99 agencias en todo el país (contra 500 que llegó a tener el Banrural). Múltiple cadena onerosa. Mencionó que en Brasil los créditos que se dan a tasas subvencionadas llegan efectivamente a los productores rurales. En nuestro país, en cambio, “le damos a un banco un subsidio para los productores de bajos ingresos y éste se lo presta a una unión de crédito, que luego lo pasa a una parafinanciera, y al cliente le llega a una tasa de 16 por ciento algo que el gobierno prestó a dos por ciento. ¿No sería bueno retachar ese modelo? La intermediación es carísima. Deberíamos hacer las cuentas para ver si mejor invertimos ese dinero (de los subsidios) para construir infraestructura” abrir más sucursales de la banca de desarrollo.
Señaló que hay un mandato del presidente Felipe Calderón de vigorizar la banca de desarrollo. Pero “si la administración pasada (de Vicente Fox) se hubiera podido deshacer de esta banca, lo hubiera hecho”. Comentó que la banca de desarrollo ha sido estigmatizada por muchos por experiencias del pasado, los quiebres de Banrural, de Nacional Financiera. “Hay quienes dicen que esta banca es una porquería. No, digo yo, lo que pasó en gobiernos anteriores es que se desatendió la supervisión y afectaron este instrumento muy valioso y casi lo echan a perder. Lo que debemos hacer es no volvernos a distraer, no darle un giro político a la banca de desarrollo (...) Ahora con la crisis muchos bancos comerciales no van a atender en la misma proporción que antes, y la banca de desarrollo tendrá que entrarle al quite. Es aquí donde como país vamos a dar las gracias de tener este instrumento, de que haya sobrevivido”. Por último, el entrevistado destacó que el financiamiento al sector agrícola (proveniente de la banca de desarrollo y privada) ha registrado alzas desde 2007. A precios de enero de 2009 los saldos totales de cartera de FIRA, Banrural, otros bancos de desarrollo y los comerciales sumaron al cierre de 2008 un total de 106 mil 608 millones de pesos, contra 86 mil 830 millones 900 mil de 2006. “Con el vigor dado por este gobierno a la administración, hemos logrado alcanzar los niveles de financiamiento que tuvimos en 2001”. Consideró que la crisis podría ampliar estos montos, debido a que su demanda crecería si muy probablemente se recortan los recursos financieros que entran al medio rural (por flujos de empresas proveedoras de insumos y comercializadoras como Cargill, Monsanto, Pioneer), que son cuantiosos pero no se tienen cuantificados. |