Viernes 17 de abril de 2009, p. 32
Pese a que América Latina no concentra la mayor parte de las reservas de petróleo y gas del mundo ni de la producción eléctrica, se ha convertido en escenario de la lucha de empresas trasnacionales que se afanan por apoderarse de sus recursos porque su territorio resulta más accesible que el de Medio Oriente y es zona estratégica para el abasto de combustibles de Estados Unidos.
En tal contexto, las empresas de origen español se han posicionado en los primeros lugares en la competencia por los energéticos, como Repsol, Endesa, Iberdrola y Unión Fenosa, pero paralelamente han provocado que se multipliquen las denuncias en su contra por abusos contra consumidores, daños al medio ambiente y a comunidades donde se instalan, advierte el Observatorio de las Multinacionales en América latina (OMAL).
En apenas una década y media, las trasnacionales españolas se han establecido como líderes en América Latina en banca, telecomunicaciones y sobre toda energía. Esta última ha sido el motor de gran parte de las inversiones extranjeras de la región, que se apropiaron de petróleo, carbón, gas y electricidad
, puntualiza.
Produce 13.5% de la energía
El continente, precisa, genera 13.5 por ciento de la producción anual del planeta y posee 9.7 por ciento de las reservas mundiales de crudo así como el 4 por ciento de las de gas. Cuantitativamente no es la región de mayor importancia en la producción de combustibles pero sí es el blanco de las más importantes multinacionales del sector
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Lo mismo sucede en el terreno de la electricidad, donde un puñado de multinacionales domina el panorama, fruto de las privatizaciones y fusiones que han acrecentado su poder. La lista de las mayores corporaciones privadas de la electricidad en la región es encabezada por Endesa, y Unión Fenosa e Iberdrola se sitúan entre las que más ingresos tienen
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Sin embargo, OMAL sostiene que lejos de mejorar el servicio eléctrico en los países donde operar, no consideran las necesidades de la población y han afectado el entorno por una insuficiente inversión en infraestructura, negligencia y abusos.
Las multinacionales han impulsado proyectos de integración energética en la región como el Sistema de interconexión para América Central (Siepac) o la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA), con las que se facilita la vinculación entre zonas productoras y consumidoras de electricidad, pero de nuevo, las grandes beneficiadas de estos proyectos han sido las multinacionales
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