A dos días de la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, sostuvo que la colaboración del vecino país es insuficiente para vencer al narcotráfico, pues para ello, dijo, es necesario que todos los estados del mundo se sumen a la lucha contra las bandas criminales que operan a nivel internacional.

La responsabilidad compartida no es un principio que se agota en la relación México-Estados Unidos. El fenómeno de las drogas y del crimen organizado es de dimensión mundial, destacó el procurador al ofrecer ayer una conferencia sobre el tema de las drogas en el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.

Medina Mora añadió que sin la suma de todos los estados, el combate a la delincuencia organizada provocará diversificaciones y distorsiones en los mercados, cambios de rutas y nuevos clientes, pero no lograremos vencer el fenómeno, sino trasladarlo a otro punto geográfico o a otra actividad delictiva.

Asimismo, refirió: “Actualmente estamos construyendo una muy buena relación con el gobierno de Estados Unidos y contamos con la disposición de ese país para incrementar los niveles de cooperación jurídica para fortalecer la aplicación soberana de la ley.

La visita del presidente Obama es una oportunidad enorme para cimentar las bases de una nueva cooperación a partir del nuevo comportamiento en los mercados de las drogas y de la evolución de las organizaciones criminales que, sin duda, afectan a ambos lados de la frontera, puntualizó el funcionario.

Reconoció que México vive una etapa crítica, pues la facilidad para adquirir drogas en las calles de la mayoría de nuestras ciudades pone en riesgo la salud de nuestros jóvenes, además de que ha ocasionado una escalada de violencia sin precedentes.

Celebró que el Congreso haya aprobado reformas como la que sancionará los delitos cometidos contra periodistas, que no federaliza los delitos cometidos en contra de los comunicadores en razón de su actividad, sino que establece una sanción adicional cuando el ilícito consumado ha sido cometido en agravio del periodista.