La realización de obras de infraestructura hospitalaria con inversión de la iniciativa privada por medio de los proyectos para prestación de servicios (PPS) no garantiza una operación eficiente, como demuestra el hospital regional de alta especialidad del Bajío, el cual, a dos años de su inauguración, sólo utiliza una cuarta parte de las camas disponibles, y en 2008 ofreció un número de consultas equivalente a 5 por ciento de su capacidad instalada.

De acuerdo con el informe anual de actividades 2007-2008 del nosocomio, éste fue diseñado para ofrecer servicios de 27 especialidades médicas y tener 184 camas censables, de las que hasta el año pasado sólo 45 estaban en funcionamiento.

La meta anual es proporcionar 280 mil consultas, pero en 2008 la cifra apenas llegó a 14 mil 87. En los resultados de operación obtenidos por medio del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) por el gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador, destaca que la meta anual de ese hospital del Bajío es realizar 135 mil estudios de laboratorio, de los que el año pasado se efectuaron menos de la mitad, 67 mil 484.

Al respecto, Juan Manuel de la Llata, director de los hospitales regionales de alta especialidad, en la Comisión Coordinadora de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad, reconoció que aún falta contratar la mitad del personal médico, pero dicho nosocomio ya está consolidado en su totalidad.

En entrevista, el funcionario destacó las bondades de los PPS, que permitirán al gobierno federal, dijo, edificar 18 de esos hospitales en breve. De otra manera, sería cuesta arriba y no sé si estaríamos en condiciones de abrirlos sólo con recursos del Estado.

Recordó que de no ser por este esquema de participación pública-privada, nos habría llevado otros 50 años construir los 18 hospitales regionales de alta especialidad, tiempo similar al que nos llevó crear los institutos nacionales de salud.

Sobre las deficiencias en establecimientos sanitarios edificados mediante los PPS, señaló que la construcción de infraestructura por esta vía es una experiencia inicial en el país y en toda América Latina.

Es un parteaguas y existe gran cantidad de aprendizaje. Aun así, el hospital del Bajío abrió prácticamente con todas las áreas, con excepción del acelerador lineal, cuyo trámite de licencia de funcionamiento tuvo retraso, pero las demás áreas están abiertas, aseguró.

Resaltó que en 2008 se realizaron 50 cirugías de trasplante, número que consideró formidable para un hospital que está en su segundo año de operación.

Parte de las deficiencias en la operación detectadas por el gobierno lopezobradorista son responsabilidad de la administración federal, como la contratación del personal, y otras fallas son de la empresa proveedora, la española Acciona, que, por ejemplo, no ha puesto en operación el sistema informático del hospital del Bajío. De la Llata explicó que a causa de ello ha habido dificultades de comunicación en el nosocomio, pero diversas áreas operan muy bien.

No obstante, algo que pudiera resultar elemental, como la página electrónica del hospital, todavía no se puede consultar.

Lo único que está disponible es la página principal, pero ninguno de los vínculos a los servicios y las áreas del nosocomio.