El músico perteneció al Quinteto Nuevo Tango; tocará en el primer Festival Barroquísimo
El encuentro se realizará en Puebla, del 16 de abril al 5 de mayo
Con su agrupación, presentará el programa Las ocho estaciones, como homenaje a Vivaldi
Lunes 13 de abril de 2009, p. a13
Musicalmente, Astor Piazzolla se adelantó siglos a su tiempo, por eso prácticamente no ha pasado nada nuevo en el tango después de su muerte. Lo que falta es conocer mucha de su música, además de las piezas más célebres y populares.
Es la opinión de Fernando Suárez Paz, integrante durante 10 años del quinteto de Piazzolla, y quien actualmente es considerado el mayor violinista de Argentina.
Aunque el autor de Adiós, Nonino empezó su carrera tocando tango, género del cual se le considera un renovador, Suárez Paz se apresura a matizar: Pero la música de Piazzolla es de él, y el tango es tango, porque su música siempre se diferenció del tango tradicional; siempre sostuvo una lucha en ese sentido. Su obra se tuvo que haber bautizado como música de Buenos Aires o de Astor Piazzolla, nada más.
Suárez Paz (Buenos Aires, 1941) y su quinteto, junto a la Camerata Bariloche, ofrecerán el concierto inaugural del primer Festival Barroquísimo, que se llevará a cabo en la ciudad de Puebla entre el 16 de abril y el 5 de mayo. Ambas son fechas altamente significativas en la historia poblana: la primera corresponde a la fundación de la ciudad y la segunda a la batalla que Ignacio Zaragoza les ganó a los franceses durante la ofensiva para imponer a Maximiliano como emperador de México.
El programa –pensado ex profeso para la ocasión–, se llama Las ocho estaciones, y está integrado por Las cuatro estaciones, de Vivaldi, y Las cuatro estaciones porteñas, que compuso Piazzola como un homenaje el compositor veneciano.
Es una idea original del productor Julio Rivarola, a quien se le ocurrió enlazar la música de Vivaldi con la de Piazzola, algo que no se había hecho nunca
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Más allá de la técnica
Las estaciones de Piazzola es una suite escrita en 1970, actualmente considerada como una de las obras clásicas del compositor argentino, quien “se las dedicó con mucho respeto a Vivaldi, pero con su particular forma de ver el Verano o el Invierno porteños, con un final barroco, en el cual se nota la referencia al gran Vivaldi; la Primavera y el Otoño porteños, son totalmente diferentes, pero en todas se nota la forma expresiva de Piazzola”, explica Suárez Paz.
La razón por la que todavía no es muy conocida mucha música de Piazzolla, más allá de las piezas más populares, es porque no resulta fácil de tocar
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Pero no es un problema de virtuosismo o capacidad técnica, sino de emotividad: “puede tocarse tal como está escrita, pero si no hay sensibilidad o emotividad no suena a Piazzolla, y eso es algo que no se puede escribir en la partitura. Es como el jazz, donde no se puede escribir la emoción y la improvisación del músico, lo que sienten él y el público que escucha.
“Por ejemplo, a los tenores italianos o españoles que han querido cantar tango les falta el swing para interpretarlo que tienen los argentinos, el swing que nace de dedicarse a escucharlo.”
Puntualiza el violinista: el tango también es una forma de vivir, de sentir una cultura; lo mismo pasa en Estados Unidos con el jazz o el blues
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Fernando Suárez Paz ha formado parte de la Orquesta Sinfónica Nacional de Argentina, y durante 17 años ocupó los primeros atriles de la Filarmónica de Buenos Aires.
Como intérprete de tango, ha tocado en la mayoría de las agrupaciones encabezadas por los tangueros más prestigiosos: Horacio Salgán, Miguel Caló, Fulvio Salamanca, Pedro Lurenz, Aníbal Troilo, Mariano Mores, Atilio Stampone, Leopoldo Federico, Osvaldo Requena, Néstor Marconi, Osvaldo Berlingieri y Raúl Garello.
–Además del privilegio de pertenecer al Quinteto Nuevo Tango, de Piazzolla, ¿le ha pesado el nombre inmenso de Piazzolla después de esa experiencia?
–Ha sido un peso positivo, porque si en el mundo me conocen es justamente por Astor Piazzolla, por haber tocado con un grande, considerado por los músicos del mundo como genio renovador, no solamente de la música de tango, sino de otras formas.
“A mí me dedicó Escualo, una obra totalmente diferente, en un ritmo que no es totalmente candombé ni milonga; algo nuevo a lo que no le puso nombre y que es muy tocado.”
El Festival Barroquísimo, que incluye artes, gastronomía y actividades académicas, tiene el propósito de promover la preservación y difusión de la arquitectura barroca de Puebla, catalogada como Patrimonio de la Humanidad.