María Ruido (Orense, España, 1967) no es una artista en el sentido tradicional: no asistió a una escuela de arte, no sabe pintar y dice dibujar muy mal. Inclusive, llegó al arte de manera inversa a la mayoría de los artistas, ya que primero estudió historia e historia del arte y luego se acercó a la práctica artística mediante el performance y el video.

W&W: Works and Words (1997-2008), o sea, obras y palabras, exposición que se exhibe en el Museo de Arte Carrillo Gil, ofrece un recorrido por su producción que hoy define como documental, sobre todo ensayístico, en los terrenos entre el arte y el cine.

La muestra es un esfuerzo conjunto entre el Carrillo Gil y el Centro Gallego de Arte Contemporáneo, adonde viajará en diciembre próximo.

Retoma: Soy un artista con antecedentes muy teóricos y con una metodología de trabajo distinta, muy de investigadora. En mi trabajo pesa mucho mi pasado como estudiante de historia. También he escrito mucho sobre arte feminista; tengo un libro sobre Ana Mendieta (1948-1985) y sobre la definición del trabajo de las mujeres en el capitalismo global.

–De no existir el video, ¿su lado artístico se hubiera quedado sin desarrollar?

–Si hubiera nacido hace 50 años, como no existía el video, tal vez hubiera pintado. Es verdad que esa tecnología ha permitido abaratar la producción de imágenes. Aunque creo que el medio no es lo más relevante, sino lo que quieres contar; te marca un lenguaje, sobre todo cuando lo que te interesa es la construcción y deconstrucción de imágenes.

El trabajo de María Ruido tiene tres líneas básicas: “la primera ha sido la construcción social de mi cuerpo y la identidad. Es decir, cómo en realidad se representa el cuerpo, que tiene que ver mucho con el tiempo en que uno vive. Luego, me ha interesado cómo se ha representado el trabajo en el cine y las imágenes. Casi siempre tenemos una idea del trabajo como la fábrica, la producción, pero nunca se han considerado ciertos trabajos, sobre todo los de las mujeres, como tales.

También me interesa mucho cómo se representa la historia, en qué medida el cine hace que tengamos memoria colectiva de imágenes. Cuál es nuestra idea de la historia cotidiana mediante los medios.

Uno de los proyectos más inmediatos de María Ruido es asistir en marzo al festival de cine independiente de Nueva York, para presentar su largometraje Plan Rosebud: sobre imágenes, lugares y políticas de memoria (2008), que “recoge la metáfora de Ciudadano Kane”. Ella continúa dando clases en el departamento de diseño e imagen de la Universidad de Barcelona.